"Ningún jugador es tan bueno como todos juntos". Esta frase, que suscribo al 100% fue dicha en su momento por al que podríamos denominar como un superdotado del fútbol: don Alfredo di Stéfano. Y tenía razón.
En un deporte en el que los jugadores ganan partidos y los equipos campeonatos, hablar de premios individuales es despreciar un poco la propia esencia del fútbol. Cristiano, Messi y cualquier delantero no conseguiría goles, sí el equipo no colaborara en ello. Por eso, resulta paradójico que la FIFA, máximo organismo del fútbol, entregue unos premios como el Balón de Oro, que, como otros premios individuales, no son más que una loa a deportistas que son muy buenos, pero que compiten en equipos igualmente buenos y que ganan campeonatos no sólo por ellos, sino por el resto de deportistas.
Y el mencionado Di Stéfano ya lo decía cuando tuvo lugar la dura competencia entre "Pelé" y Maradona por el premio al mejor futbolista del Siglo XX: "Un tenista o un ciclista puede ser el mejor en su deporte, pero nunca un futbolista porque éste juega para el equipo". Dicho queda.
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