Un cierto día le preguntaron al gran John Ford (sobran las presentaciones) qué es el cine para usted. A lo que Ford respondió: "¿Usted ha visto caminar a Henry Fonda? Pues eso es el cine". Y no le faltaba razón.
Fonda pertenece a esa generación de actores, que hicieron muy grande a Hollywood en particular y al cine en general. Fonda siempre vio la interpretación como un hobby hasta que literalmente le ofrecieron trabajo como actor.
Su intepretación en "Las Uvas de la ira" es brutal |
El propio "Hank, como le conocían sus amigos, vio en esto una posibilidad. Y afortunadamente fue así, puesto que sus grandes interpretaciones fueron una seña de identidad, haciendo desde drama con la fabulosa "Las Uvas de la Ira", Western (llegó a estar incluso a la ordenes de Sergio Leone en "Hasta que llegó su Hora") o películas con marcado acento judicial como la mravillosa "Doce Hombres sin Piedad".
Ninguna interpretación de Fonda era la misma. No le hacía falta, puesto que era un monstruo de la actuación. Resulta curioso que un actor tan grande como él sólo recibiera un Oscar y fuera un año antes de fallecer. Sería en su última película "En el Estanque Dorado" con su propia hija Jane y otra grande de la interpretación, Katharine Hepburn Un año antes ya había recibido un Oscar honorífico, aunque no había mayor honor para Fonda que recibir el cariño de miles de aficionados al cine, que tanto habían disfrutado con sus magníficas actuaciones.
Con sus hijos Peter y Jane |
En 1982 fallecía uno de los más grandes, que dejo una frase que perfectamente podría ser el resumen de una magnífica carrera:
"Fui condenadamente afortunado por convertirme en actor. Actuar para mí es ponerme una máscara. La peor tortura que puede sucederme es no tener una máscara tras la que ocultarme"
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