Imaginense que de un funeral salen dos hombres. Los dos están apenados, pues sentían un gran cariño por aquel que se había ido. Éste era su maestro. Esos dos hombres son muy conocidos: Billy Wilder y William Wyler, dos de los más grandes cineastas de la historia. El muerto no era otro que un grande Ernst Lubitsch. Uno le dice al otro: "Nos hemos quedado sin Lubitsch". A lo que el otro responde: "Peor aún, nos hemos quedado sin las películas de Lubitsch". Y es que Lubitsch era mucho Lubitsch.
Nacido en Alemania, sus inicios fueron en el teatro en la reconocida compañía de Max Reinhardt. Y ya en los a finales de los 10 y principios de los 20, rodaría sus primeras obras, contando en alguna con un actor tan importante dentro de lo que sería el Expresionismo Alemán como Emil Jannings. Lubitsch, sin embargo, quería más. Por eso se fijo en los grandes cineastas americanos y muy concretamente en Griffith, padre del cine moderno, asistiendo al rodaje de "Las Dos Huérfanas". Puede que porque viera una oportunidad dentro del cine estadounidense, decidió quedarse allí.
Ya en los 30 puliría lo que sería conocido como el toque Lubitsch. Y es que las obras de Lubitsch muchas veces escondian dentro de una comedía, un intenso drama. Sus comedias rozaban la perfección con una elegancia y unos dobles sentidos que lo hacían único. Según Billy Wilder en "Conversaciones con Billy Wilder" de Cameron Crowe:
"Era el uso elegante de la superbroma. Uno tenía una broma, y con eso bastaba, pero luego había otra broma aún mayor por encima de ella. La broma inesperada. Ese era el toque Lubistch"
Pero no sólo se limito, como hubiera sido natural, a la relación entre un esposo y su mujer (como vemos en "La Octava Mujer de Barba Azul"), sino con la política y es que en "Ninotchka" aprovecha lo que sería un idilio de comedia romántica entre una agente soviética y un noble para hacer una crítica feroz de la cerrazón comunista. Otra cosa, sería la maravillosa "Ser o no Ser" donde un grupo de actores ponen en jaque a los nazis, que ya han invadido Polonia.
Rodando con Gary Cooper y Claudette Colbert |
Precisamente, sería el propio Lubitsch el que ayudaría a cineastas, que tuvieron que irse de su propio país debido al antisemitismo nazi. Así saldrían a la palestra nombres como el muy mencionado Billy Wilder y Otto Preminger.
Con Greta Garbo |
A reconocer su trabajo con los grandes actores del momento como la Garbo (Lubitsch fue el único cineasta que literalmente consiguió que se riera a carcajada limpia en "Ninotchka"), James Stewart, Gary Cooper, Claudette Colbert o Marlene Dietrich. Lubitsch, con sus dobles sentidos y contrasentidos, llevo a la comedia sofisticada a otro nivel y el que pusiera a la palestra nombres que luego serían grandes en el celuloide, haciendo que gracias a su figura podamos entender el cine tal y como era en aquellos años 30 y 40.
Lastima que muriera tan pronto. Sin embargo, es un consuelo saber que siempre tendremos las películas de Lubitsch para verlas una y otra vez.
A continuación, he puesto una lista de las que, en mi opinión, son sus mejores películas.
Sus mejores películas
1. Ser o No Ser
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