jueves, 18 de febrero de 2016

"Sé por lo que muero..."

Fue un 29 de Octubre de 1936 cuando Ramiro de Maeztu, reconocido literato y periodista español, cuando era conducido junto a diversas personas para ser fusiladas por el hecho de ser católicos o de derechas en las tristementente celebres sacas o paseos. Cuentan que en el momento de ser fusilado, Maeztu ante el pelotón de fusilamiento, dijo: 
"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero: ¡Para que vuestros hijos sean mejores que vosotros!"
Supuestamente, lo dijo ante un pelotón de fusilamiento del bando republicano, pero podía haber sido al revés (un republicano ajusticiado por el bando nacional) porque España literalmente había muerto y todos habían perecido frente al radicalismo de una época dividida en dos bloques: el fascismo proveniente de Italia y el comunismo.


Y es que siendo sinceros, la Segunda República llegó con mal pie y en un momento de inestabilidad no sólo nacional (provocada por una Monarquía lamentable que aceptó la dictadura de Primo de Rivera), sino internacional (el ascenso de los totalitarismos). Aunque los partidos monárquicos habían ganado las elecciones de 1931, el que perdieran en 44 de 48 ciudades, hizo que el Rey abdicara.


A partir de ahí, se vio algo terrible y es que si el advenimiento de la Primera República se había alcanzado sin republicanos, el advenimiento de la Segunda República se había alcanzado sin demócratas porque los partidos de izquierda miraban hacía Moscu y los de derecha hacía Roma (el nazismo era visto como una vertiente del fascismo demasiado radical para ellos). Un laicismo radical en el que se quemaron conventos a mansalva, unido a asesinatos políticos como el del Teniente Castillo y del destacado diputado de derechas Calvo Sotelo, (probablemente en vengaza por el asesinato del mencionado Castillo, que supuestamente había sido perpetrado por falangistas) habían dejado a España en una situación insostenible (las denuncias de Calvo Sotelo sobre linchamientos enfadaron a más de uno).

Cuerpo sin vida de Calvo Sotelo

Llegó a ser tan lamentable la situación generada que ante la protesta de la izquierda, Niceto Alcalá-Zamora Presidente (títere más bien) de la Segunda República desprecio a la CEDA, el partido más votado en 1933, para darle el Gobierno a un tramposo como Alejandro Lerroux, el cual fue apoyado por la propia CEDA como Jefe de Gobierno. La conclusión es que Lerroux, tradicional radical de izquierdas, se convirtió literalmente en un hombre de derechas.


Lo cierto es que si en 1934 se estuvo cerca de una dictadura del proletariado disfrazada de huelga general, el 18 de Julio de 1936 tuvo lugar un intento de golpe de Estado por parte de los militares, algo que ya se había intentado con escaso éxito en la conocida como Sanjurjada de 1932 llevada a cabo por Sanjurjo. El General Mola fue el ideólogo de un golpe que sólo triunfó en las ciudades donde habían ganado los partidos de derecha. El golpe fracasó, degenerando en una guerra civil, cuyas consecuencias fueron desastrosas.


Los militares, la mayoría, aceptaron de mala gana el estado republicano, aunque las reformas de Azaña cuando era Ministro de la Guerra, llevaron a que muchos de ellos despreciaran aún más si cabe a la Segunda República. Los dos bandos enfrentados fueron: 
  • El bando sublevado autodenominado bando Nacional: Tras la muerte (accidental o no; nunca se supo) de Sanjurjo, Francisco Franco, que dirigió a los regulares de sus posiciones de África a la Península Ibérica, se convirtió en el líder supremo del llamado bando Nacional, el cual contó con el apoyo de la Italia fascista y la Alemania nazi, sobre todo a la hora de bombardear posiciones republicanas. La Iglesia, perseguida durante la Segunda República, en apoyo en general la sublevación militar, aunque no fue así con la Iglesia en zonas como Navarra o Vascongadas donde la curia estaba más cercana a las posiciones del nacionalismo vasco, el cual se oponía a Franco. A nivel político contaron con el apoyo de la fascista Falange Española, los carlistas, los monárquicos alfonsinos de Renovación Española y gran parte de los votantes de la CEDA, la Liga Regionalista y otros grupos conservadores.
  • El bando republicano: Contaron con el apoyo inicial de la URSS y posteriormente de las brigadas internacionales, un grupo compuesto por extranjeros, los cuales combatian en favor de un Estado republicano ya muerto y en el que las posiciones del socialismo se habían radicalizado gracias a Largo Caballero en pos de llegar a acuerdos con los comunistas. A nivel político estaba formado por partidos de izquierda y extrema izquierda, así como organizaciones sindicales como la socialista UGT y CNT y el nacionalismo vasco encarnado en el PNV. Un error por parte de los republicanos fue darle poder y pistolas a unas milicias (a civiles) que si bien estaban muy radicalizados, carecían de entrenamiento a la hora de enfrentarse a un ejercito nacional bien entrenado.
La división de un bando repúblicano fue una merma, que se hizo palpable en Cataluñá donde el comunismo se encontraba dividido entre los trostkistas del POUM y los estalinistas, teniendo lugar desapariciones masivas de miembros del POUM como Andreu Nin. No obstante, los republicanos tenían todas las plazas importantes, aparte de gran material logístico, algo que en una entrevista puso de relieve Manuel Azaña (tachando de locos a los insurrectos) a lo que Franco, en otra entrevista, contesto: "Es verdad; tienen todo... menos la razón". Así estaba el patio de una España que se desangraba.

El "No pasaran" de "La Pasionaria" se convirtió en lema del Madrid sitiado

Franco antes que invadir una Madrid sitiada, prefirió conquistar el norte penínsular en una maniobra absurda, que luego fue tachada (no sin razón) como una maniobra propagandistica del propio Franco de cara al exterior. Lo cierto es que bombardeos como el de Gernika forman parte de una historia negra dentro de la guerra civil española.

Las ruinas de la guerra

Luego llegarían batallas como las de Brunete o el Ebro, que decantaron la balanza hacía los insurrectos, llegando en medio de todo otra muerte sorpresiva como la ideólogo del golpe, el General Mola, en un accidente parecido al de Sanjurjo (¿casualidad?), que puso a Franco como líder supremo de todo (si ya no lo era). Lo más triste fueron las matanzas de uno y otro bando, alentadas desde las elites de ambos, no siempre por motivos ideológicos, sino por celos o cuentas pendientes.


La censura fue impuesta tanta desde los nacionales como los republicanos y todo aquel que era un posible traidor o tenía una ideología no "acorde" podía ser encarcelado y ajusticiado. Las sacas en Madrid fueron algo común, los tribunales extrajudiciales (sin actas en el bando republicano, por ejemplo) fueron habituales, mientras en otros momentos se llegaba a hacer que el reo cavara su propia tumba antes de ser ajusticiado.  La guerra saca lo peor del ser humano. Desde el bando nacional se intentó eliminar a la oposición política de forma rápida.

Muertos por el odio

Madrid fue conquistada por los nacionales, obligando al Gobierno de la República a exiliarse a Valencia. Ya en aquella época, el Jefe de Gobierno republicano era el médico Juan Negrín, figura controvertida del que se ha dicho desde que intento evitar asesinatos injustificados hasta que pacto con comunistas con tal de evitar desmanes en sus filas. Lo cierto es que Negrín era consiente de que una Guerra Mundial estaba a punto de llegar (merced a Hitler) y quería que la guerra civil coincidiera presumiblemente con el conflicto mundial para recibir apoyos de los países que se opusieran al nazismo.


Esto nunca ocurrió. De hecho, una rebelión de reconocidos militares republicanos dirigidos por Segismundo Casado evitó todo. La idea de ellos era pactar las condiciones de rendición con el mismísimo Franco, el cual se negó, ya que quería destrozar a sus enemigos; la victoria incondicional.


Durante esa época tuvieron lugar desde Valencia múltiples traslados de civiles a países como Francia o Rusia (acuerdense de los niños trasladados a Rusia), escapando de unos nacionales a punto de llegar a la capital del turia. Posteriormente, llegarían a Barcelona. El 1 de Abril de 1939 terminaba la guerra civil con este parte, firmado por el General Franco: 

"En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado"

Sin embargo, nada había terminado. Un Estado totalitario armonizaba en España (dicho por el propio La herida siguió abierta, haciendo realidad lo que ya había escrito Antonio Machado, las dos España; dos Españas irreconcilliables, las cuales se odiaban a muerte y no querían saber la una de la otra.


Un Estado totalitario tuvo lugar durante 36 años con etapas autaquicas (años 40 y 50) y de desarrollismo económico (años 60 y 70) Sin embargo, los años 70, tras la muerte del dictador, había una oportunidad única. 
Esos años, España revivió gracias a unos hombres, que desde posiciones opuestas o muy diferentes, supieron sentarse no a imponer sus ideas, sino a hablar (mención aparte merece un bunker franquista que se negaba a hablar con la oposición a la dictadura). Esos hombres entendieron que lo más importante es España y que los horrores cometidos durante la cruenta guerra civil no deben olvidarse, pero si perdonarse. España es un país demasiado importante para no ser consecuente con su pasado para bien o para mal. En una historia donde todos cometieron maldades no podemos, ni debemos reprochar algo a nadie. Ser de derechas no te convierte en franquista, ni ser de izquierdas de convierte en un comunista.


Esos hombres, los cuales algunos de ellos eran pequeños cuando comenzó la guerra, otros no tanto, se sentaron a hablar, formaron un Congreso de los Diputados democrático, dinamitando las Cortes franquistas, y realizaron una Carta Magna, que nos ha dado los años de prosperidad más grandes que haya tenido este país en su larga historia. Aquellos insfatustos años 30 murió España entera bajo pelotones de fusilamiento de un signo o de otro dirigidos por unos señores que ya desde el advenimiento de la República, pasando por la guerra civil y acabando en el franquismo quisieron imponer sus ideas y su forma de ver la vida a quienes no pensaban como ellos.

Los históricos pactos de la Moncloa

No se si Ramiro de Maeztu pronunció tal frase, pero ésta ejemplifica muy bien lo que significó la guerra civil y el deseo de que los hijos de todos aquellos que querían imponer sus ideas fueran mejores que ellos. Ese grito ante los pelotones de fusilamiento lo pronunció toda España: 
"Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero: ¡Para que vuestros hijos sean mejores que vosotros!"
¿Estaremos dispuestos a dejar atrás las rencillas que parecen han vuelto a avivarse? ¿Seremos ejemplo los nietos de aquellos que vivieron la guerra para no imponer nuestras ideas a los demás tal y como hicieron los hijos de los que vivieron la guerra? ¿Seremos capaces de vivir un futuro en el que desde las lógicas diferencias ideológicas un español no vuelva a llamar miserable o fascista al que no piensa como él? Sólo el tiempo lo dirá, aunque convendría analizar la triste guerra civil no como un acontecimiento para abrir heridas, sino desde un punto de vista objetivo ¡Al menos lo he intentado!

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