Habían pasado muchos años desde que Italía había sido campeón del Mundo. Desde aquellos dos prebélicos de 1934 y 1938, muchos años, demasiados y él que tenía la friolera de 40 años tan siquiera había nacido. Pero el viejo Zoff estaba destinado a hacer grandes cosas.
Zoffo se convirtió en el bastión de aquella Vecchia Signora de los años 70, que dominó el fútbol italiano. 993 minutos seguidos imbatido y 332 partidos seguidos como titular en sus 11 años en la Juventus de Turín donde ganó seis Ligas, dos Copas de Italia y una UEFA no son más que meros datos y Zoff es algo más que datos.
Grandes en las salidas (su estatura era y es de 1,82) y portentoso en las paradas por bajo, Zoff era un líder tanto fuera como dentro del campo, algo que le hizo ganarse la condición de símbolo de un fútbol transalpino que soñaba con una Copa del Mundo. Y el año era 1982.
Tras tres empates consecutivos de Liguilla empatando, en la segunda fase fueron capaces de ganar a los dos grandes del fútbol sudaméricano, Argentina y Brasil. Luego semifinales contra Polonia y después la gran final contra Alemania Federal a la que ganaron por 3-1 con un equipo cuya base estaba en la Juventus y cuyo líder no era el otro que el viejo Zoff.
Y precisamente el gran Zoff, capitán de Italia, fue el que levantaría al cielo de Madrid la ansiada Copa del Mundo. Un año después, se retiraría con la misión cumplida. Todos recordaran a aquella Selección azzurra cuyo líder estaba en la portería y se llamaba Dino Zoff.
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