El deporte y la política nunca han sido buena combinación. Esto va más allá de que un político se siente o no en un palco; consiste en apoyar una opción política o una forma de actuar que para colmo es ilegal. Efectivamente; a Piqué no lo pitan por ser del Barcelona, puesto que a Iniesta, Busquets o Jordi Alba no reciben sonoras protestas. Lo pitan por su evidente y marcada defensa del independentismo catalán, algo que parece no ser impedimento para que él quiera jugar con la Selección Española o los seleccionadores lo sigan convocando.
Y eso no distingue por colores. Hay aficionados del Barcelona de dentro y especialmente fuera de Cataluña que esta notablemente molestos porque el club azulgrana los ha literalmente abandonado en favor de una opción, la del independentismo. Y es que en lugar de actuar como un club de fútbol global, está actuando como un club pequeño, anclado en su micromundo que no consiste en otra cosa que apoyar una actuación, la del famoso referéndum, que es ilegal. Poner urnas no es ilegal; lo ilegal es no ponerlas de acuerdo a la Ley que además ha sido votada de acuerdo a un Parlamento democráticamente elegido.
Decirles que no me gusta que piten a un jugador de mi Selección se llame como se llame y juegue donde juegue porque representa a mi país, pero también es verdad que algunos que tanto se quejan de los pitos a Piqué tachandolos de falta de respeto, se atrevieron a decir que pitar al Himno de España es libertad de expresión. ¿En qué quedamos?
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