martes, 23 de mayo de 2017

La cuestión arriana

Durante los primeros siglos del Cristianismo, surgieron una gran cantidad de grupos que tenían su propia visión de Jesucristo en torno a su vida, así como su relación con el padre. Entre ellos, uno de los más importantes, fue el arrianismo. 


El arrianismo tomaba el nombre de su líder, Arrio (c. 250-335 d. C.), un presbítero en Alejandría, Egipto, el cual decía que Jesucristo era un ser proveniente del Padre, pero en todo caso no era igual a él (no tenían la misma sustancia) por lo que el Mesías era un ser inferior a él, que no había existido desde siempre, por lo que Dios Padre había creado a su Hijo. En resumen: negaban el concepto de la Santísima Trinidad, diciendo que Jesús está subordinado al padre. 
Para esto se basaban en esta frase del propio Jesús en el Evangelio de San Juan (versículo 14:28):
"Oyeron que les dije que me voy y volveré a visitarlos. Si me amaran, se alegrarían de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo"
 También apelaban a al versículo 8:22 del libro bíblico Proverbios: 
"El Señor me creó al comienzo de su obra"
Desde ese momento hubo un serio conflicto dado que el arrianismo tuvo gran auge. El pueblo de los visigodos (los bárbaros según los romanos), por ejemplo, eran arrianos. Por otro lado, Emperadores romanos como Constancio II y Valente fueron arrianos o cercanos al arrianismo. La discusión sobre la naturaleza de Jesús era incluso anterior a Arrio, pero sería éste quien "amenazaria" el concepto de Santísima Trinidad. El tema llegó a ser muy grave y amenazaba con crear el primer cisma dentro de la Iglesia. Estaban los trinitarios y los arrianos, dos posturas irreconciliables. 

Arrio

Después de que los emperadores Licinio y Constantino legalizaran y formalizaran el Cristianismo en el Imperio romano, el mencionado Constantino trató de unificar y suprimir la división teológica en el seno de la Iglesia. 


Todo se solucionó con el Primer Concilio de Nicea del 325 que declaró herejía al arrianismo. Sólo dos obispos apostaron por Arrio. En el Primer Sínodo de Tiro, en el 335, Arrio fue exonerado, pero tras su muerte, fue anatemizado nuevamente, declarándosele herético otra vez en el Primer Concilio de Constantinopla del 381. Arrio acabaría por morir en el exilio. 
PD: Los visigodos, así como muchos otros arrianos, acabaron convirtiéndose al Catolicismo.

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