Imagínense esta situación: un ciudadano vota a determinado partido político porque cree que es la mejor opción y quiere que gobierne. Llegan los resultados y dicha fuerza política queda segunda a cierta distancia de la primera. Ese ciudadano no quiere que su opción pacte con nadie porque antes que un pacto de perdedores, prefiere hacer una oposición responsable y mucho más cuando con el que tendría que pactar es un partido que no se ha cansado de insultarle en campaña, aparte de ser de corte extremista (de derechas o izquierdas).
Sin embargo, ese ciudadano comprueba con asombro como su opción política se dedica a negociar con aquel con el que no quiere que pacte, mercadeando con tu voto, y al final llegan a un acuerdo con el objetivo de quitar el Gobierno al que ha ganado y para colmo dicen que el mencionado ciudadano, al igual que otros, ha votado por ese acuerdo porque consideran que su elección es un cheque en blanco para pactar hasta con el diablo con tal de gobernar (esa última frase la piensan, pero no la dicen). Conclusión: Esto que lleva pasando en España desde siempre demuestra que los partidos consideran que el voto es de su propiedad y no de los ciudadanos y que no tiene sentido votar a determinadas opciones políticas cuando con tu papeleta hacen lo que les salga de las narices. Unos lo llaman Democracia representativa (¿Democracia?); yo y muchos lo llamamos golpe de Estado no contra quien ha obtenido la mayoría, sino contra la voluntad de todos los ciudadanos, incluido muchos de sus votantes, los cuales honestamente no quieren que su opción política gobierne a cualquier precio y sólo con la idea de "desalojar" (palabra antidemocrática donde las haya) al que ha recibido la mayoría de apoyos ¿Quién te ha dicho que con mi voto puedes hacer lo que te de la gana?
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