Las encuestas al igual que las estadísticas no es más que una foto fija de una irrealidad que puede cambiar o no debe ser tenida en cuenta. Sin embargo, vemos como programas de debate política le dedican mínimo una hora a tal o cual encuesta como si de una verdad indiscutible se tratase, mientras los políticos en función de si suben o no suben en las mismas dicen que éstas les avalan, que suben en intención de voto (aún cuando son segundos o terceros en discordia) o que no hay que tomárselas en serio.
Las encuestas son hipermeganalizadas por sesudos profesionales demoscopicos que intentan poner algo de lógica a lo que no es la verdad absoluta porque si algo deberíamos tener en cuenta es que lo único que vale es el voto en la urna. Lo demás no deja de ser un motivo más por el que determinados partidos políticos se tiran los trastos a la cara, echándose la culpa de no haber pactado en la anterior legislatura.
Las encuestas no son otra cosa que encuestas que sólo sirven para llenar programas de televisión y hacer lo que los partidos políticos no hicieron en la fallida legislatura anterior: dejarse de echarse basura entre ellos y querer cargos en posibles Gobiernos y preocuparse de los problemas reales de la ciudadania. Dejarse de postureos, frases con gancho (la gente ha querido "cambio") e infantilismos estúpidos y respetar la voluntad popular. Actuar menos como políticos y actuar más como estadistas.
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