Se cuenta que Leofric, Conde de Chester y de Mercia y Señor de Coventry era un tirano que esquilmaba a sus súbditos con tributos abusivos, empobreciendo a los lugareños de la región. Su contrapartida estaba en su propia esposa. Su nombre en anglosajón era Godgifu o Godgyfu, que quiere decir gift of God (regalo de Dios en inglés), pero todos la conoceríamos por la versión latina del mismo: Lady Godiva.
Ella era una mujer bondadosa y de extraordinaria belleza, que intercedía en muchas ocasiones por los súbditos de su marido. Cuando su ambicioso esposo iba a subir aún más si cabe los impuestos, ella le pidió no sólo que no los subiera, sino que los rebajara. El Conde accedió, pero con la condición de que Lady
Godiva recorriese Coventry a caballo,
sin más vestidura que su largos cabellos. Los vecinos sabiendo de tal cosa, se encerraron en sus casas para en señal de respeto no verla desnuda. Así el día elegido, Lady Godiva se paseó desnuda por el pueblo, montada en
su caballo, mientras todos los vecinos de Coventry permanecían en sus
casas encerrados y con todas las ventanas cerradas. El Conde, conmovido por el gesto de su esposa, cumplió su promesa y rebajo sus impuestos.
Esta historia, aunque no en su totalidad, puede estar basada en una historia real. Lo llamativo es cuando se alojan historias paralelas más fantasiosas a la propia historia original. Y es que según se dice, todos los ciudadanos se encerraron en sus casas, menos un sastre conocido
más tarde como Peeping Tom. El sastre
no pudo resistir ver a su señora desnuda y miró a través de un agujero en la
persiana, y es por ello que se quedó ciego. Además, la expresión pasó a
designar en inglés a quien en castellano se llama mirón (Peeping también significa mirar furtivamente) y en francés voyeur.
Aparte de películas y pinturas sobre esta historia, una de las marcas de bombones belgas de lujo más populares e importantes se llama Godiva Chocolatier
en homenaje a esta figura histórica. Con el tiempo, sus cajas doradas de
bombones con el dibujo de la Condesa desnuda se han convertido en un
souvenir muy típico del país.
Lo cierto es que esta historia, verdadera o falsa, es muy atrayente en tanto en cuanto la bondad siempre vence a la tiranía tal y como hizo Lady Godiva ante la atónita mirada de un esposo que no tuvo más remedio que cumplir la palabra dada.
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