Ya habían pasado unos días desde que Miguel Primo de Rivera había dimitido de su puesto, pasándose de una dictadura a un periodo en el que los viejos monárquicos querían volver a una situación que el propio Rey había roto en pedazos cuando asumió el golpe del 21. Ya en los círculos más concurridos de Madrid se hablaba de la posibilidad real de la instauración de una República y era de notar que todos los partidos de corte republicano se iban a unir contra los tradicionalistas o monárquicos. También era evidente que la figura de Primo de Rivera había caído en desgracia y las criticas hacía su figura por parte incluso de militares y antiguos colaboradores era una evidencia. En uno de esos locales de ocio hacían corrillo ante la persona del General Queipo de Llano, el cual siempre que podía criticaba al antiguo dictador y esa vez no fue para menos. Sin embargo, no contaba Queipo, que, sin previo aviso, un puño impactara en su cara, reventandole no sólo a puñetazos, sino a cachetadas que le saltaron varias muelas, aparte de dejarle una herida en la frente que se le quedó marcada. El agresor, el cual era alférez de complemento, fue expulsado del Ejército por un tribunal militar. El agresor era el hijo del criticado dictador Primo de Rivera; el agresor era José Antonio.
José Antonio, el cual era uno de los pocos políticos al que se le nombraba por su nombre de pila, tenía ese porte de tipo educado con unos modales muy finos, pero que, como ejemplifica el mencionado incidente con Queipo, era un tipo al que no se le debía buscar las cosquillas, un ser violento, capaz de las mayores atrocidades con tal de que se hiciera su voluntad. Inicialmente se presentó para las elecciones con el objetivo de honrar la figura de su padre, denostada y maltratada no por la oposición a la dictadura (lo cual es lógico), sino por unos individuos que incluso desde la izquierda (Largo Caballero fue Secretario de Estado) habían colaborado con el régimen.
Sin embargo, la vocación política de José Antonio fue más allá. La idea de que un partido de corte fascista llegara a España, algo que había intentado su padre con la Unión Patriótica, se hizo realidad a mediados de los 30 en una época en la que la política tanto internacional como nacional estaba muy polarizada. José Antonio, un tipo que era abogado, hablaba varios idiomas y tenía una gran oratoria presentó a la falange española bajo el signo de que "España era unidad de destino en lo universal". Rechazaban por lo tanto el marxismo, el separatismo, el capitalismo y en temas religiosos se mostraron más laxos, considerando la posibilidad de una libertad de culto. Por supuesto eran antidemocratas, creyendo que lo que los partidos políticos propiciaban era la división y el enfrentamiento. La base sobre la que se fundó la falange sería el partido fascista de Mussolini en el que José Antonio siempre se vio reflejado. El "Cara al Sol" sería el himno por el que se darían a conocer. Por supuesto, para ellos la violencia estaba justificada.
En un mitin |
No era extraño, por lo tanto, que a partir de su fundación, la falange se comportara como un partido antisistema, destacando por una inusitada violencia a la que correspondía los grupos comunistas y anarquistas. Los asesinatos entre grupos rivales se volvieron en algo habitual en una República muerta desde el 34.
Ya antes de la guerra, con el Frente Popular en el Gobierno, José Antonio fue encarcelado acusado de portar una pistola que ni el mismo sabía de su existencia. Esto propicio desordenes en las calles y el asesinato un día sí y el otro también de militantes de extrema izquierda y extrema derecha. Durante el conflicto civil, José Antonio fue fusilado.
En la cárcel |
Una leyenda (si me permiten la expresión) sobre la relación entre José Antonio y Franco: Resulta que aparentemente ambos no se caían bien. José Antonio se creía muy superior intelectualmente al General y Franco no soportaba que un civil pudiera decirle lo que tenía o debía hacer. Ya en esos tiempos se dijo que el bando republicano había propuesto a Franco un trueque entre José Antonio y varios presos republicanos. Franco se negó porque quería tener el control de la falange en una posible dictadura (una falange que se unió a otro partido del mismo corte, las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista de Onesimo Redondo) y es que al General le interesaba José Antonio más muerto que vivo.
Sea verdad o no tal historia, lo cierto es que aunque Franco acabó siendo el dictador, éste compartió la jefatura del Estado con un muerto y se convirtió en normal en las aulas de los colegios ver un crucifijo y a los lados los cuadros de Franco y José Antonio al que con sorna se denominó el ausente.
La falange española de las JONS se denominó en la dictadura el movimiento nacional, habiendo una pequeña bronca entre falangistas de nuevo cuño o franquistas y los que defendían la memoria de José Antonio, los cuales habían estado en la falange desde su fundación, a los que se les llamó camisas viejas. Una curiosidad: La hermana de José Antonio, Pilar, llevaría la sección femenina de la falange.
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