Aunque no lo parezca para algunos, pedir perdón es muy sano y también de valientes además de denotar humildad para reconocer los errores. Pedir perdón es algo en desuso hoy en día, puesto que el orgullo es una actitud que esta ganando a la humildad.
Dice Obama, ese bluf que los Estados Unidos ha tenido la "suerte" de tener como Presidente, que lo acaecido en Hiroshima, con esa bomba que cercenó la vida de personas indefensas, asesinandolas o enfermandolas, no debe ser olvidado, ni repetirse. Sin embargo, los japoneses, aún estando de acuerdo, le exigen a los Estados Unidos que pidan perdón por los crímenes contra la humanidad propiciados por un tal Harry S. Truman, cuya orden fue tirar dos bombas nucleares sobre dos poblaciones sin importancia como Hiroshima y Nagasaki.
No van a pedir perdón. No sólo porque lo hayan dicho, sino porque a los Estados Unidos, con demócratas o republicanos, le sobra prepotencia y le falta humildad. Obama, ese bluf infame, no iba a ser para menos. Lamentable que un país que se autoproclame como la primera Democracia del mundo, le falte valentía y humildad para reconocer que la orden de un Presidente de los Estados Unidos de América, propició tanta muerte y dolor.
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