sábado, 7 de mayo de 2016

Un torpedo para los defensas

Definitivamente el fútbol alemán vivió una época dorada en los años 70. No sólo sus equipos comenzaron a ganar grandes títulos internacionales, sino su Selección comenzó a brillar gracias a un juego nada preciosista, pero efectivo. Todo tenía un mérito tremendo ya que la Bundesliga (La Liga Alemana) había tenido su primera edición en 1963 y tres años después la Selección de Alemania Occidental había sido subcampeona del Mundo. Sin embargo, sería 4 años después cuando un delantero algo pequeño, pero efectivo comenzaría a deslumbrar al mundo. Para sus amigos se llamaba Gerd Müller, pero para los aficionados y rivales comenzó a ser conocido por el apodo con el que pasó a la historia: "Torpedo" Müller.

 
Ese año de 1970, en el Mundial de Méjico, Müller consiguió 10 goles, certificandolo como una de las promesas del fútbol continental en un momento en el que la Brasil de Pelé con ese "jogo bonito" se proclamó campeona por tercera vez. Sin embargo, los alemanes y Müller tenían mucho que decir. 

En busca del gol

El bombardeo nacional (así también lo llamó la prensa) merced a su gran disparo y a su capacidad para rematar todos los balones que llegaran al área hizo tanto de la Selección Alemana como su equipo, el Bayern de Múnich dos conjuntos ganadores. Primero llegara el Europeo de 1972 donde marcó 4 goles (2 en la semifinal y 2 en la final contra la Unión Soviética) y después los éxitos continentales con el equipo de Múnich con 3 Copas de Europa consecutiva y el Campeonato del Mundo de 1974, anotando el gol del triunfo contra la Holanda de Cruyff. 


Müller a diferencia de muchos jugadores alemanes no era alto y físicamente podía no destacar, pero tenía un algo especial que no era otra cosa que el gol y una rapidez impresionante para imponerse a las defensas, aparte de un disparo demoledor. Beckenbauer fue el bastión alemán en aquellos años tanto en la defensa como el centro del campo, pero Müller era el jefe en el área rival. 


Müller se retiraría en 1982 en los Estados Unidos (algo habitual en estrellas internacionales aquellos años), pero la leyenda de unos de los mejores goleadores de la historia continuo. Pocos delanteros han sabido aprovechar su baja estatura y gran colocación para colarse entre los defensas y llegar a gol. Uno de ellos fue Gerd Müller, cuya patria no fue Alemania; fue el gol. 

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