Imaginense a un grupo de religiosos que van a evangelizar a una parte concreta y de repente son asaltados por un grupo de miserables que quieren ver correr su sangre. Eso ha pasado multitud de veces a lo largo de la historia, siendo uno de los casos más conocidos el que le pasó a un grupo de jesuitas procedentes de Portugal, cuyo destino era evangelizar en Brasil.
La expedición estaba compuesta de 86 personas: 70 jesuitas y 16 seglares dirigidos por Ignacio de Azevedo. Tras una larga preparación espiritual partieron de Lisboa el 5 de Junio de 1570 en tres naves rumbo al Brasil. Desde la Isla de la Madera (nombre en español para referirnos a Madeira), una nave tuvo que dirigirse hacia las Islas Canarias para llevar una carga que transportaba. En ella viajaban el propio Azevedo con 39 jesuitas, que presintiendo la cercanía de corsarios calvinistas, decidieron pasar un tiempo en la isla de San Miguel de la Palma (nombre histórico de la isla de la Palma) donde tenía algunos conocidos y en previsión que, tras esto, los calvinistas se olvidaran de ellos. La estancia de los religiosos fue en Tazacorte, donde fueron considerados por los naturales del sitio como uno más dentro del pueblo. Así, celebraban Eucaristías y eran recibidos por todos aquellos que querían consejo espiritual.
Ignacio de Azevedo |
Sin embargo, todavía tenían una misión que cumplir y así partieron no sin cierta pena de Tazacorte por los muchos amigos que habían hecho. Los corsarios calvinistas tampoco se habían olvidado de ellos. Así, durante la travesía, muy cerca todavía de las costas de Tazacorte, el barco fue capturado por el pirata hugonote (antiguo nombre dado a los protestantes franceses de doctrina calvinista) Jacques Sourie, siendo martirizados, mediante apuñalamientos y lanzados al mar. Era un 15 de Julio de 1570.
Cuando se supo de ésto, los lugareños de Tazacorte sintieron gran pesar por aquellos a los que, a pesar del poco tiempo, ya consideraban sus amigos. Así una pintura de los mártires de Tazacorte se conserva en la Iglesia del Salvador en Santa Cruz de la Palma.
Serían reconocidos como mártires de la fe, por los Papas Gregorio XV (año 1623) y Benedicto XIV (año 1742) y Pío IX declaró finalmente su beatificación el 11 de Mayo de 1854. Muchos años han pasado desde que aquellos hombres hicieron escala en Tazacorte y, sin embargo, su huella, tanto personal como espiritual aún perdura.
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