sábado, 14 de noviembre de 2015

Las cartas paulinas

Durante su apostolado, Pablo de Tarso redacto una serie de cartas o epístolas destinadas a diversas comunidades cristianas por las que había pasado o el mismo había establecido. Dichos escritos datados del Siglo I son una fuente importantísima a la hora de conocer el pensamiento espiritual y social de la religión cristiana durante sus primeros años. 


La historiografía moderna ha dividido las cartas en epístolas paulinas auténticas, que tienen a Pablo de Tarso como su autor prácticamente indiscutible, y las epístolas paulinas pseudoepigráficas (también llamadas deuteropaulinas), cuya autoria por parte del apóstol han sido puestas en cuestión muy recientemente. Dejando aparte esas cuestiones y dando por hecho de que fueron todas fueron escritas por San Pablo, las epístolas fueron redactadas a nivel general para: 
  • Dar instrucciones a las primeras comunidades sobre el modo de comportamiento correcto, así como dar respuestas a las mismas sobre sus inquietudes espirituales.
  • Reprenderles ante un determinado hecho como la falta de unidad. 
  • Dar muestras de su agradecimiento por su buen comportamiento. 
Hay otro tipo de cartas que son distintas en base a su composición y motivo: 
  • En las que podemos denominar como cartas pastorales (Timoteo I y II y Tito) el tema esencial es la organización de la Iglesia (Obispos, Prebísteros, etc. ).
  • En la carta de Pablo a Filemón, líder cristiano en la Iglesia de Colosas, se ocupa de temas como el perdón y supuestamente fue escrita cuando él estaba en la cárcel (se autodenomina"Prisionero de Jesucristo") y en colaboración con Timoteo. 
Las epístolas son trece (con la abreviación entre paréntesis):
  • Romanos (Rom).
  • I Corintios (I Cor).
  • II Corintios (II Cor).
  • Gálatas (Gal).
  • Efesios (Ef).
  • Filipenses (Flp).
  • I Tesalonicenses (Col).
  • II Tesalonicenses (I Tes).
  • I Timoteo (I Tim).
  • II Timoteo (II Tim).
  • Tito (Tt).
  • Filemón (Fil).
Estas epístolas más allá de su labor apostolar, representan una gran importancia no sólo para el cristianismo primitivo, sino para el posterior, ya que, a partir de los pensamientos de Pablo de Tarso, se configuró la religión cristiana posterior, en base a lo que se llamó Cristianismo Paulino, en el que la nueva religión se separaba de las practicas judías (algo que creó conflictos entre Pablo y Pedro) y todos (sean judíos o no) tienen la posibilidad de recibir la palabra de Dios, por lo que también los gentiles (no judíos) pueden salvarse. 

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