Los partidos políticos suelen hablar del necesario respeto a las Instituciones, pero ni ellos mismos las respetan cuando vemos que en ellas hay personas que ocupan otros cargos (como la Alcaldía) o gente que ya esta muy pasada. El ejemplo lo tenemos en ese Senado que algunos aprovechan para estar (sin más) y de paso cobrar un sueldo por hacer absolutamente nada.
El Senado es de esas extrañas Instituciones que casi nadie quiere y que sólo los partidos políticos defienden para buscar el echadero particular de algunos. Así vemos a ex-presidentes y demás ralea de personajes que no saben hacer otra cosa que estar en política. De esta forma vemos como la gente, con sorna, aunque con razón, habla del Senado como ese cementerio de elefantes.
Lo cierto es que el Senado es una Institución innecesaria, sin ningún poder legislativo, que para lo único que ha servido es para meter a políticos y gastarse el dinero de la forma más estúpida en un país, que, por otro lado, siempre ha sido dado al derroche. Un factor regenerativo para esta Democracia sería la desaparición de este inmenso cementerio de elefantes (hasta 261 senadores con sus respectivas dietas) y que las uvas pasadas (y no hablo de las veteranas, sino de las increíblemente pasadas) dejen paso y no hagan de la política su coto particular, inventándose instituciones absurdas como ese cementerio de elefantes llamado Senado.
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