sábado, 28 de noviembre de 2015

Cuando nos aterrorizaban las brujas

Ahora vivimos en la época de las nuevas tecnologías; un tiempo en el que todo parece ser conocido por todos y en el que no cabe Alma humana que crea en lo insólito. Sin embargo, hasta no mucho tiempo se creía en la existencia de unos seres, que mediante sus maleficios, eran capaces de las cosas más terribles. Las brujas generaron auténtico pavor en todos y mejor era no cruzarse con ninguna de ellas. 


Las creencias cristianas asociaron desde la edad media a una bruja como una mujer que hacía pactos con el diablo en sus celebres aquelarres (lugares donde se reunían), maquinaban planes horribles para los mortales y que eran capaces de volar encima de una escoba. 
Sin embargo, brujas hubo mucho antes del Cristianismo. Así, éstas fueron relacionadas con personas que veían el futuro o daban consejos e incluso con los clásicos chamanes, que merced a determinadas drogas eran capaces de trascender. 


Lo cierto es que las brujas causaron auténtico pavor por una Europa extraordinariamente religiosa en el que toda mujer que se salía de lo común, era vista como una bruja. Así se generó una auténtica caza de brujas, por lo general, patrocinada por el Cristianismo protestante y anglosajón, ya que el católico, aunque condenó a mujeres por supuestas practicas brujeriles, se dedico más a la persecución de practicas judaizantes o personas que, aún considerandose cristianas, seguían realizando las prácticas de sus ancestros judíos. 


En España concretamente tuvimos bastante tradición brujeril, algo que se denota en determinadas representaciones artísticas. Las Islas Canarias, Galicia (las famosas meigas) o en Navarra o Vascongadas fueron los puntos donde se dieron posibles casos de brujas. Sin embargo, no todas fueron asociadas a lo maléfico, ya que existen tradiciones de algunas que daban pócimas a mortales para que tal o cual persona se enamorara de ellas o incluso que alguien muy enfermo pudiera sanar. 


Así la diferencia entre bruja y hechicera es extremadamente fina. Podríamos decir que la diferencia entre una y otra puede radicar en su relación con el maligno: La hechicera invoca, sirviéndose del poder demoníaco para realizar sus conjuros, mientras la bruja hace un pacto con Satán, renunciando a su fe y rinde culto al diablo. Por otro lado, una hechicera sería una mujer buena, que busca ayudar, mientras la bruja sólo busca atraer la desgracia a cuantos la rodean. 

Las brujas ante el macho cabrio que representa al diablo

Con la llegada de los colonos anglosajones, los puritanos,  a lo que serían los Estados Unidos la histeria por las brujas se ejemplifico en los juicios de Salem, donde varías mujeres fueron condenadas por brujería. Desde ese momento, se dice que una caza de brujas es toda aquella lucha por la que se busca culpabilizar de forma frenética a algo o alguien de algún mal.  


Han pasado no muchos años desde la creencia en las brujas y muchos dicen que éstas "desaparecieron" con la llegada de las luces de neón no sólo a los ciudades, sino a muchos pueblos que acabaron creciendo. Sin embargo, una sociedad es lo que es en función de sus creencias más ancestrales y, en cierta medida, nunca podremos olvidarnos el como nos aterrorizaron las brujas.

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