viernes, 16 de mayo de 2014

La Libertad responsable

Les voy a contar una de las múltiples "aventuras" quijotescas, muy conocida, que ilustra a la perfección algo tan valioso como la libertad mal entendida.


La historia comienza cuando en su camino, Don Quijote y Sancho encuentran a una serie de personas que van encadenadas, siendo custodiadas bajo dos guardianes y un comisario. Don Quijote se muestra horrorizado ante tal espectáculo, ya que no concibe que un hombre, nacido libre como todos, se encuentre en el estado de privación de la libertad. Sancho le comenta que son delincuentes que llevan a remar a galeras y, de esta forma, pagar por el delito cometido. El caballero andante, les pregunta a todos ellos el por qué de su situación. Éstos se la relatan, considerando injusta su condena a pesar de que muchos de ellos habían cometido delitos muy graves. 
Don Quijote, considerando injusta su privación de libertad, trata de convencer al comisario, solicitandole que los libere y como no accede, el Quijote arremetió contra él, dejándolo malherido. En el tumulto los prisioneros se soltaron y los guardianes tuvieron que huir. 
Pero la historia no acaba ahí y, sin lugar a dudas es la parte más importante de la misma. Habiéndose liberados los galeotes de sus cadenas, don Quijote les mandó a que se presentaran ante su amada Dulcinea del Toboso a referir la hazaña. Los galeotes no sólo se negaron a cumplir este pequeño mandato, sino que comenzaron a apedrear al Quijote y Sancho, hasta el punto de casi acabar con ellos. De hecho a Sancho uno de ellos le robo la ropa, dejándolo desnudo.
Ésto representa una contradicción. La libertad es hermosa ("un don" diría el propio Cervantes en boca de su Quijote), pero ¿no debe haber una contrapartida que garantice la responsabilidad de aquel que es libre?
Muchos hablan a raíz de los insultos, amenazas y apologías del asesinato en cierta red social, que detener a personas por ello es ir contra la libertad de expresión. Sin embargo, nosotros no somos bestias, somos hombres. Y como hombres que somos nos regimos por unas leyes. No vivimos en una anarquía porque eso sería un liberticidio, ni tampoco en una dictadura porque es todo lo contrario. La Democracia, con sus virtudes y defectos, refleja la estabilidad entre la libertad y la Ley, que garantiza que los seres humanos somos libres en tanto en cuanto no atentemos contra el honor y las libertades de otro ser humano. No todo vale, sea en la calle o en Internet. Los galeotes querían ser libres y Don Quijote creía en su reinserción. Sin embargo, no aceptaron un simple encargo porque querían libertad, pero sin responsabilidades, a pesar de que se los pedía aquel que los libero.


La Ley debe ser justa, pero no es algo que se deba manejar en función del medio. No puede ser que la Ley sea terreno vedado en algo tan proclive al insulto, la calumnia o amenaza como es Internet. Con ésto no quiero decir que el medio sea malo. Internet es una herramienta indispensable en la sociedad, pero dentro de la red hay demasiadas manzanas podridas al igual que en la calle. Y una amenaza es tan grave al aire libre como en la red. Y la libertad es preciosa, pero con responsabilidad y respeto hacía las personas, independientemente de su condición.

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