En Canarias tenemos la costumbre de asociar el gentilicio de un lugar concreto a una zona general. Un ejemplo tenemos en que la palabra guanche, que se refiere e a los antiguos habitantes de Tenerife, se utiliza actualmente (de forma erronea, claro) pare referirse a todos los antiguos habitantes de Canarias. Un error muy común, que tiene su particular visión localista en una palabra que antaño sirvió como insulto o burla a los habitantes de Santa Cruz de Tenerife: chicharrero.
Hoy en día, esta palabra es utilizada para referirse a todos los nacidos en Tenerife y, de hecho, la Real Academia lo ha admitido como tal. Sin embargo, a pesar de los pesares, los que hemos nacido en Santa Cruz de Tenerife hemos de reivindicar un gentilicio que es únicamente posesión nuestra.
Esta palabra tiene su origen en un término despectivo empleado por los habitantes de la ciudad de San Cristóbal de la Laguna. En aquellos años la ciudad de los adelantados era la capital de la isla, mientras Santa Cruz no era más que el puerto de la misma. El que una ciudad alejada de la costa fuera la capital insular se debe a que era necesario en la época de corsarios y piratas, proteger la administración local frente a sus ataques. De hecho, Santa Cruz era uno de los sitios de la isla encargada de la defensa (por lo tanto, tiene el título de Plaza).
El que los nacidos en Santa Cruz recibieran tal mote se debe a que por motivo de su humilde
situación, debían comer chicharros, un pescado pequeño y barato de relativa baja calidad. Bajo el reinado de Fernando VII, la capital de la isla fue trasladada a Santa Cruz, y sus
ciudadanos tomaron el insulto a honra, asumiendo como propio el gentilicio.
Actualmente, en el centro de la ciudad se encuentra la plaza del chicharro en la que se erige una escultura que representa propiamente el orgullo de todos los nacidos en Santa Cruz de Tenerife de recibir un mote, antaño insulto, que forma parte de la historia de la capital de la isla.
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