Entre los Campos Elíseos y el Tártaro

Según los antiguos, a los Campos Elíseos donde iban las sombras o las Almas inmortales de los héroes o hombres y mujeres virtuosos, los cuales vivirían felizmente para toda la eternidad en dicho lugar, que destacaba por sus paisajes y floridos valles bajo el resplandeciente sol, lugar muy contrario al Tártaro, lugar destinado a los malvados, quienen sufrían para toda la eternidad, ya que padecían terribles tormentos.

Así nos hayamos entre la dualidad del regocijo eterno (Campos Elíseos) frente al sufrimiento eterno (Tártaro) en el que iban las Almas en función de sus actitudes en su vida terrenal.Otra denominación para los Campos (también llamados Llanuras Eliseanas) es la de islas Afortunadas o de los Bienaventurados, que en ocasiones se buscó como si de una localización real se tratará. Así ocasionalmente, por su buena climatología las Islas Canarias fueron tratadas por los antiguos como un ejemplo de la verdadera existencia de las Islas Afortunadas y, de hecho, tal denominación es utilizada por las autoridades locales de las islas para atraer turistas, en base al buen tiempo existente durante gran parte del año. El tártaro, por su parte, es un sitio tétrico (aplicado no sólo para dicho lugar, sino para una deidad), un profundo abismo utilizado como una mazmorra de sufrimiento y una prisión para los titanes.

Muchos han querido ver (y no sin razón) que hay una relación entre la dualidad Campos Elíseos-Tártaro con las creencias judeocristianas sobre la dualidad Cielo-Infierno, habiendo una diferenciación entre lo bueno (Cielo y Campos Elíseos donde van los bondadosos) y malo (Infierno y Tártaro donde van los malvados). De hecho, ocasionalmente desde fuentes cristianas se denomina al infierno como Tártaro. Así en la Segunda Epístola de San Pedro leemos: "Ciertamente si Dios no se contuvo de castigar a los ángeles que pecaron, sino que, al echarlos en el Tártaro, los entregó a hoyos de densa oscuridad para que fueran reservados para juicio".