El problema de las cajas es mucho más profundo que el de que unos chorizos utilicen para sus gastos personales unas tarjetas con dinero B. El problema va mucho más allá de las cajas.
Sí bien es cierto que desde los 80, los políticos o afines a determinadas siglas comenzaron a ser metidos en las cajas, no es sólo algo propio del mundo financiero ¿Se han dado cuenta de que los miembros del Consejo General del Poder Judicial lo eligen los políticos? ¿Se han dado cuenta en la cantidad de políticos que hay en los consejos de administración de determinadas empresas? Y ustedes se preguntaran ¿para qué?
La respuesta es bien sencilla, aunque ésta deriva en un ataque pernicioso al Estado Democrático. El objetivo es simplemente la necesidad de controlarlo todo. Sí no controlaran todo habría más políticos entre rejas o el poder financiero no estaría pendiente de lo que decidiera determinada Gobierno o control externo.
En el fondo (o no tanto), hemos vivido en un Estado eminentemente socialista, en él que el control ha sido sistemático y él que todo el mundo considera que sus derechos están por encima de sus deberes. Y así le ha ido a España. Con unas cajas y justicia corruptas porque ELLOS han querido controlarlo todo, mientras los ciudadanos. en los que se supone aún reside la Soberanía Nacional, lo hemos permitido y con un llamado Estado de Derecho, que funciona cuando hay dinero, pero cuando éste escasea, hay que subir impuestos, algo que molesta a la gente, pero que hace que tengamos las comodidades básicas.
Criticar es muy fácil, pero hay que pasar a la acción. Y la acción no consiste en lo que proponen partidos que defienden regímenes totalitarios como uno que yo me se (de hecho, están encantados con esta situación). Hace falta una Regeneración no ya sólo de personas dentro de la política, sino de la sociedad porque, no nos engañemos, a pesar de que no sea políticamente correcto, hasta la fecha hemos tenido los políticos que nos merecíamos, ya que muchos han pasado literalmente de la política. Y un político corrupto nace de la inacción de los votantes.
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