Llamativa y vibrante jornada electoral la de ayer noche. Vibrante como siempre y llamativa porque ni los más optimistas de la derecha pensaban que el PP iba a obtener tanto apoyo electoral y, sobre todo, por el desastre de determinados individuos que han pasado de asaltar los cielos a tropezarse con la realidad.
Rajoy sale legitimado mientras los otros pierden apoyo. Un PSOE desnortado presenta como aval que ha aguantado como segundo, pero no deja de ser una victoria personalista que poco le importa a los españoles, el autodenominado "socialdemócrata" se ha pegado un tortazo tan grande como un ego que le llevaba a creer que iba a superar al PSOE y un Ciudadanos que por hacerle la campaña a los socialistas ha perdido votos y su intento de vilipendiar, menospreciar y vetar (ahora dice que no hubo vetos ¡Vaya jeta!) a Rajoy no ha tenido más respuesta que el aumento de votos de un PP, que ha obtenido una mayoría, la cual no fue prevista por las encuestas y es que los resultados poco tienen que ver con esos mentirosos estudios demoscopicos.
La nota amarga del día fue la cantidad de insultos y menosprecios en redes sociales por parte de gente (me imagino de izquierdas) a aquellos que votaron al PP demostrando la gran calidad democrática de este país en el que se aceptan y respetan los resultados electorales. No obstante, aún hay un rayo de esperanza cuando en las redes leo "No estoy contento con los resultados electorales, pero no insultaré ni despreciaré a nadie por lo que haya votado". Esa es una actitud democrática de la que algunos carecen.
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