¿Ustedes se imaginan que un jefe le de una orden a un subordinado y éste se piense sí cumplirla o no? Ahora mismo ese subordinado estaría en la calle. Pues algo parecido esta pasando en una Cataluña en la que la justicia actúa al ritmo que marcan los nacionalistas y es que hay varios fiscales que se están pensando sí el cadáver político de Arturo Mas cometió un delito con la convocatorio de la seudoconsulta de hace casi una semana.
La cosa se veía venir cuando algún juez rechazo las querellas de varios partidos catalanes en contra de la consulta porque según ellos había que preservar el "derecho a manifestarse". Ahora resulta que un grupo de personajes no quieren hacer caso al Fiscal General del Estado, que me estoy temiendo que, ante la falta de voluntad de sus subordinados, se eche atrás y no haga nada ante unos indeseables que no sólo han hecho un referéndum ilegal, sino que han destrozado a Cataluña con decisiones infames porque para ellos es más importante "hacer país", que el que se mueran catalanes por la legionela, que los Pujol metan la zarpa en la caja, actuando de forma mafiosa y que haya niños malnutridos.
Lo terrible es que hay algo mucho peor (y ya es decir) que actuar en el poder como lo haría un dictador; es permitir que se cometan todo tipo de tropelías infames, que sólo favorecen a los mismos miserables de siempre. Así están actuando unos fiscales, que hacen como muchos jueces en este país cuando hay una cuestión política en el horizonte: actuar en función de los tiempos. Paso con los Pujol en época de González, paso con los etarras cuando estábamos en el mal llamado "proceso de paz" y pasa ahora con unos señores, que por miedo o por desidia, estan actuando en contra de los intereses de los españoles, incluyendo por supuesto a muchos catalanes a los que machacan en su propia tierra por pensar lo que les da la gana.
PD: por cierto, la Fiscalía General del Estado, nunca me cansare de decirlo, no debe depender del Gobierno de turno. No lo digo tanto por Torres-Dulce, que también, sino para que determinados elementos no lleguen a dicho cargo como un tal Conde-Pumpido, que alcanzó la infamia más absoluta.
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