Mucho antes de que España consiguiera su hasta el momento único Mundial. Mucho antes de que España consiguiera su primera Eurocopa. Antes incluso del famosisimo gol de Zarra. Habían pasado nueve años del éxito de Amberes y desde ese momento, el fútbol español no había parado de crecer. Nuevos campos de fútbol y la llegada del profesionalismo eran un ejemplo de crecimiento exponencial. Sin embargo, la Selección Nacional tenía retos muy grandes y uno de ellos era el amistoso que se iba a jugar ante Inglaterra.
Hasta ese momento, el combinado inglés no había perdido ni un solo partido de los 30 que había jugado fuera de las islas. Tan solo un empate era su "peor" resultado. Es por eso que era un rival a batir.
Antes del partido ante los ingleses, se habían concertado dos amistosos. Para el combinando nacional, el Seleccionador José María Mateos había cogido la base de los finalistas de la Copa de Rey de ese año: el Español de Barcelona (campeón) y el Real Madrid (subcampeón). Los partidos fueron ante Portugal y Francia a las que se venció de forma aplastante por 5-0 y 8-1 respectivamente. La esperanza se apodero de las calles de Madrid, que confiaban en que los Zamora, Gaspar Rubio, Quincoces, Padrón y compañia plantaran cara al león inglés en el campo del Metropolintano.
Sin embargo, las esperanzas parecieron enfriarse cuando Bradford y Carter anotaros dos goles para Inglarerra. Ésto no amilano a los españoles, que con furia no excenta de buen juego empataron antes del descanso gracias a Gaspar Rubio y Lazcano.
Uno de los dos goles de Gaspar Rubio |
Al reanudarse el juego, Carter volvio a batir a un sorprendentemente nervioso Zamora. Era el 2-3 y parecía que se cumplia lo dicho por el jefe de la expedición inglesa, mister Bach, que al ver la ilusión española, comento: "Ganaremos por el tanteo necesario". Independientemente de eso, no todo estaba dicho y así, la Selección Española mejoro en defensa gracias a un espectacular Quincoces y la delantera se comia por momentos a la defensa anglosajona, que no podía hacer nada ante un grandioso remate de cabeza de Gaspar Rubio a pasa de Goiburu. Muchos espectadores, merces a la euforia salieron al campo a felicitar al goleador. La gesta era posible.
Y así fue. Un increíble y fortisimo remate desde fuera del area de Goiburu se colaba en la meta inglesa. Era el mínuto 82 y la defensa española no tuvo más que despejar los balones que llegaban al area. Al final victoria por 4-3 y los futbolistas fueron llevados a hombros.
Era una gesta sin precedentes, que unos meses después fue vengada por los ingleses con un doloroso 7-1. Sin embargo, nadie le quito la alegria del cuerpo a unos españoles, que en aquellos años vivían en una situación política y dificil. Los futbolistas recibirian una prima por la victoria ante los ingleses, algo que pidio encarecidamente el propio Seleccionador a la Federación. A cada uno se le premio con 500 pesetas, salvo al autor del gol de la victoria, Goiburu, que, por aquel entonces, tenía licencia amateur y a cambio recibio un reloj ¡Qué tiempos aquellos!
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