A lo largo de la historia, ha habido cantidad de poetas y escritores que ha destacado por encumbrar las letras castellanas, siendo todos ellos grandes de la literatura universal. Uno de esos hombres no nació precisamente para las letras, sino para el combate y, a pesar de ello, ha sido para muchos unos de los más grandes escritores de la literatura hispana. Les estoy hablando de Garcilaso de la Vega.
Garcilaso nació en Toledo, aunque no sabemos exactamente en qué año. Lo más seguro es que fuera entre 1494 y 1503. De la Vega muy pronto demostro aptitudes para las armas y en 1520 entró a servir como contino real al Rey Carlos I de España. Pero no sólo de armas vive el hombre y durante esa época aprendió griego, latín, italiano, francés, música además de la esgrima, un arte muy necesario para el oficio de las armas.
Garcilaso formo parte del sequito del Duque de Alba cuando el Emperador desembarco en Santander el año de 1522. Garcilaso se hacía un nombre dentro de la corte y fruto de esto fue designado miembro de la orden de Santiago y gentilhombre de la Casa de Borgoña, la cual estaba al servicio de la Corona que agrupaba, junto a la Casa de Castilla, a quienes trabajaban más cerca del monarca.
Durante esos años participo en varias batallas, entre las que se encuentra la Guerra de las Comunidades de Castilla, siendo herido en varias ocasiones, pero demostrando su gran valentia.
Fue nombrado Caballero de la Orden de Santiago y se casó en 1525 con Elena de Zúñiga, dama de doña Leonor, hermana de Carlos I; entrando a formar parte del séquito de ésta.
Por aquella época comenzo a su escribir sus primeros poemas, glosando al amor y destacando por su especial hermosura en los versos que escribia. Y es que Garcilaso tuvo sus devaneos amorosos. Es reconocido que antes de su matrimonio, una mujer tuvo un hijo suyo y que vivio un amor platonico con una dama portuguesa de la reina, Isabel Freyre, a la que dedica varíos poemas, utilizando el anagrama de Elisa en muchos de sus versos.
Sus actividades literarias no dificultaron para nada su actividad en la batalla, combatiendo para el Duque de Alba, instalandose durante un tiempo en Napoles, donde formo parte de su vida literaria, destacando por su maravillosa poesía.
Garcilaso de la Vega participó, en 1535, en la campaña africana de Carlos V, resultando herido. La última campaña militar que vivió Garcilaso fue la tercera guerra ejercida por Francisco I de Francia contra Carlos I, falleciendo en Octubre de 1536 tras el temerario asalto a una fortaleza en Le Muy, cerca de Fréjus, en la que fue el primer hombre en subir la escala. Fue trasladado herido a Niza, pero ya nada se pudo hacer por su vida, siendo asistido por un amigo suyo, Francisco de Borja (que luego sería Santo).
Tras enterarse de la muerte de Garcilaso, al que admiraba, Carlos I monto en cólera y ordeno que pasasen por cuchillo a todo ser viviente de la fortaleza.
Se iba uno de los poetas claves de la época que conocemos como Renacimiento. Era un soldado de su Rey, pero también un soldado de las letras. Y un ejemplo, lo tenemos en el siguiente poema, uno de los más hermosos que he leído:
Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.
En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.
Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.
Cuando tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.
Uno de los más grandes poemas de la historia ensalzando al AMOR, el cual es tan grande que lo asocia al mismo hecho de vivir, llegando al punto de ser una razon para dar la misma vida.
Su vida y obra se pueden consultar en: Garcilaso de la Vega-Wikipedia
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