Tarde, pero ha llegado. Muchos dicen que si su decisión se deben al mensaje de WhatsApp de cierto senador del PP, pero la verdad es que hay que estar fuera del mundo para no saber que el órgano de Gobierno de los jueces son cuotas del poder político, el cual siempre quiere controlar lo que hacen los señores magistrados. Marchena renuncio a presidir el Consejo, algo que le honra en un país donde no suele dimitir nadie, pero lo cierto es que eso debería haberlo hecho cuando salió su nombre, antes incluso de la elección de los vocales.
Ahora sólo queda volver a lo que dice la Constitución y desenterrar definitivamente a Montesquieu (el cual lleva enterrado desde 1985). No se puede consentir que el poder político eliga al poder judicial. Y ojo: no dudo de la valía de los jueces que hasta este momento hallan pasado por el Consejo, pero siempre ha quedado la sombra de la duda en cuanto a un señor ha sido puesto allí por el dedo del partido político de turno. Y es que la mujer del César no sólo tiene que ser honrada, sino parecerlo.
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