viernes, 12 de agosto de 2016

Napoleón y la egiptología

Infinidad de investigadores hay en Egipto intentando descubrir (más bien redescubrir) el pasado de todo un Imperio como el faraónico. Sin embargo, no siempre eso fue así. Hoy en día todavía desconocemos muchas cosas del antiguo Egipto y sus misterios, pero hasta bien entrado el siglo XVIII no conocíamos nada de la historia del país de los faraones salvo lo poco escrito en determinados estudios antiquísimos e incluso se ponía como referencia en esta materia a la mismísima Biblia. Todo fue así hasta una campaña de Napoleón. 


En 1798 el General Napoleón Bonaparte inició una  expedición militar cuyo objetivo era conquistar Egipto para cerrar a los británicos el camino a la India en el marco de las luchas de poder entre galos y anglosajones en una época en la que Gran Bretaña era la única enemiga de la en aquel momento Francia revolucionaria. La expedición terminó siendo un fracaso, pero, dejando eso de lado, resultó que gracias a ella la vieja Europa pudo redescubrir las maravillas de la antigüedad faraónica.
El propio Napoleón, gran admirador de la historia, reclutó a un grupo de 167 científicos y especialistas, los cuales eran expertos en diferentes materias tales como matemáticos, físicos, químicos, biólogos, ingenieros, arqueólogos, geógrafos, historiadores y un largo etcétera, encontrándose entre ellos el matemático Gaspard Monge, el físico Étienne-Louis Malus, el geólogo Déodat de Dolomieu o el Barón Dominique Vivant Denon, que años después sería director del Museo del Louvre. 

Vivant Denon

Mediante la dirección del mencionado Denon se realizaron labores de ingeniería y urbanismo, introduciendo mejoras de infraestructura, aparte de estudiarse la posibilidad de construir un canal entre el Mediterráneo y el mar Rojo, desde Suez, algo que acabaría realizandose en época de Napoleón III bajo la dirección de Ferdinand de Lesseps) y explorar el Nilo y los restos arqueológicos del Antiguo Egipto.


Durante dos años recorrieron el país haciendo exploraciones arqueológicas, copiando textos, dibujando edificios antiguos y realizando diversos estudios etnológicos, geológicos, zoológicos y botánicos. El descubrimiento más asombroso sería la denominada piedra Rosseta. El 19 de Julio de 1799, mientras los franceses cavaban trincheras en torno a la fortaleza medieval de Rachid, o Rosetta, para prevenir un desembarco británico, un soldado dio por casualidad (¿No se hacen así gran parte de los descubrimientos?) con el pico en una piedra de gran dureza. Enseguida la llamaron piedra Rosseta y fue un hito, ya que permitió la posibilidad de descifrar los jeroglíficos gracias a Jean-François Champollion. En ella se hallaba escrita una sentencia del Rey Ptolomeo, fechada en 196 a. C.


Todos estos trabajos quedaron recogidos en "Description de l'Égipte", publicada en veinte tomos entre 1809 y 1822, convirtiéndose en la máxima referencia de la egiptología durante décadas. Una egiptología que daría sus primeros pasos gracias a la expedición militar de Napoleón. 

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