Para mi siempre la actriz de la mirada enigmática. Era más que una simple diva del séptimo arte. No era la única, pero si la más importante de su tiempo.
Sí no recuerdo mal, la primera película que vi de ella fue Grand Hotel, compartiendo reparto con interpretes del calibre de los hermanos Barrymore (John y Lionel) o Joan Crawford. Ya desde el principio, percibí que esa mujer a la que se denomino "la mujer que no ríe" por sus muchos papeles dramáticos, tenía algo que la hacía sumamente especial. Y es que la Garbo era mucha Garbo.
Su nombre real era Lovisa Gustafsson y, como podrán adivinar por el apellido, procedía de los países nórdicos, concretamente de Suecia. Comenzando como modelo y acabando como actriz de los últimos años en los que las películas solo eran mudas, la Garbo alcanzo una fama sideral, que hizo a su primera película hablada todo un acontecimiento que nadie podía perderse.
¡Garbo habla! rezaban los carteles publicitarios. Ésta se basaba en una obra teatral Anna Christie. Y la Garbo hablo: "Dame un whisky". No parecían unas grandiosas palabras, pero su primera actuación hablada hizo que fuera nominada para los Oscar por primera vez, siendo cuatro veces en total. Desgraciadamente, la estatuilla se le resistió.
Y no porque no pusiera empeño. Su pronta retirada, tras hacer obras del calibre de Ana Karenina o Ninotchka, con tan solo 36 años la elevo a un mito imperecedero, que sin embargo dejo a los cinefilos muy tristes por su retirada. Y ahí se suma la incógnita sobre su propia vida. Aunque tuvo muchos romances, nunca se caso, haciendo correr supuestos rumores de bisexualidad, su relación con Marlene Dietrich parece que no fue "agradable" y su retirada nunca la explico, lo que hace suponer o es que una diva y quería seguir manteniendo su estrella en alto o que había razones demasiado oscuras para ser reveladas.
Más de una vez se anuncio su posible vuelta, algo que nunca se produjo. La Garbo falleció en 1990. Habían pasado casi 50 años de su retirada. Su mito, a pesar de ello, seguía y sigue muy vivo. "Dame un whisky". Con mucho gusto, señorita Garbo.
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