Esta frase, muy propia del pueblo español, es ampliamente utilizada cuando determinado político o cargo público no dimite, a pesar de estar imputado o haberse demostrado que ha cometido un delito (creo que el último en dimitir se llamaba Adolfo Suárez). Sin embargo, cabria preguntarse sí todos los que critican determinadas formas de actuar dentro de la política, harían exactamente lo mismo.
Orenga y del Bosque: ni se plantean dimitir |
Sin embargo, no todo es aplicable a la política. Y los casos de evidente razones de dimisión también forman parte de otros ámbitos. En este caso, les voy a hablar de los dos fracasos deportivos más recientes en nuestro país. Resulta que la Selección Española de Baloncesto no llega ni siquiera a la final de "su" Mundial, perdiendo de forma catastrófica ante Francia (sólo anoto 52 puntos) y Orenga, Seleccionador Nacional, no dimite (ni siquiera se lo plantea). Ese señor tiene que dimitir, al igual que tenía que haberlo hecho un tal Del Bosque, que cayó en primera ronda del Mundial de fútbol, perdiendo los dos primeros partidos (uno de ellos con goleada de Holanda por 5-1). Resulta curioso que los mismos que hacen sangre con Orenga sean los que alaban al "Marques". Resulta curioso porque los dos, con circunstancias evidentes, forman parte de dos fracasos mayúsculos.
Pero, en el deporte como en la política, pasa lo mismo: aquí nadie dimite. Los respectivos Presidentes de la Federación a vivir del cuento y los Seleccionadores Nacionales que se niegan a ver la realidad y no realizan los cambios pertinentes y ponen en sus alineaciones a gente que no esta en condiciones físicas adecuadas. Después nos llegan equipos con cierta capacidades físicas y les machacan. Así paso con el Mundial de Fútbol donde Del Bosque llego a llevar a gente lesionada, nacionalizada (Costa sigue sin meter goles), físicamente mal (Xavi, Iniesta, Xavi Alonso, ...) y que en algunos casos no eran titulares en sus equipos (Torres, Pedrito, ...). Por otro lado, la Selección de Baloncesto con jugadores que no cogen un rebote sin querer (sobrevaloradisimo Marc Gasol en pista y Felipe Reyes en el banquillo) o que sólo juegan para ellos (gran parte del equipo). Y mientras no dimite ni Dios.
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