Sí hay algo horrible que puede hacer un gobernante, es dividir a un pueblo. Y no todas esas divisiones acaban en nefastas guerras (con sus batallas y derramamientos de sangre) de resultado incierto, sino en una situación en el que pensar de determinada forma o no coincidir ideológicamente con el Gobierno de turno, puede conllevarte consecuencias negativas.
Culpables de la miseria en Cataluña |
Así ha pasado con el empresariado en determinadas zonas como en Cataluña o Vascongadas donde pensar en clave no nacionalista, el declararte español era (y es) motivo para que tu negocio no prosperara. Con la población, el nacionalismo lo que ha intentado hacer es una labor de ingeniera, que parte desde las transferidas competencias de educación donde se falsea la historia y no se aclara cuáles serían los problemas de una supuesta Cataluña independiente (tanto económicos como sociales).
El nacionalismo catalán estallo en mil pedazos (aunque ellos no lo quieran ver así) por los trapicheos de Pujol, un hombre del que se llego a decir tenía sentido de Estado (¿?) y que saco tajada hasta del mismísimo Gobierno de Aznar.
El padrino Pujol |
Y así ha sido la relación entre el resto del Estado y Cataluña. Te doy más competencias y dinero y tú te estas calladito. Y como no te doy más dinero, me invento lo del referéndum (consulta lo llaman ellos), los nacionalistas de CIU radicalizan aún más su postura. No sólo es una supuesta falta de dinero, sino que con todo lo que les ha dado el Gobierno Central, no han arreglado su sanidad, su educación y sigue siendo una de las regiones españolas con más paro. Por otro lado, estan los independentistas de ERC, que lo que quieren es el poder que afortunadamente nunca han tenido en Cataluña y que CIU parece dejarles, puesto que ahora mismo estamos hablando de dos partidos, que actúan de la misma forma. Estamos hablando de dos partidos que consideran que dentro de la población catalana hay personas de primera y segunda fila en función de sí coinciden o no con sus postulados.
Engañados por el nacionalismo |
La división la vivimos ayer en la denominada fiesta de Cataluña en la que unos señores reclaman un referéndum ilegal y para ello utilizan a una gente cuyo 99,99% vive engañada gracias a que esos miserables controlan los medios de comunicación, gran parte de la prensa y, muy importante, la educación. Por otro lado, estuvieron (y estan) los que defienden la convivencia entre todos y cada uno de los catalanes porque sí hay algo que nos enseña la historia es que España ha prosperado cuando más juntos hemos estado. Y podrán venir todas las crisis posibles, que España ha perdurado por encima de personajillos que malmenten y dividen.
PD: Por cierto, estoy harto de que haya gente que por interés o ignorancia iguale dos palabras tan diferentes como nacionalismo y patriotismo. Patriotismo es el amor a tu tierra y tus costumbres por el simple hecho de haber nacido allí; nacionalismo es el vomito asqueroso producido por unos señores que pasan por encima de los derechos humanos. Y que conste que ser contrario al nacionalismo catalán no me convierte en nacionalista español porque a diferencia de algunos yo a diferencia de algunos que se declaran nacionalistas catalanes, sí quiero al pueblo catalán y a su hermosa tierra.
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