Natural de Cádiz, Mercedes Formica-Corsi Hezode fue una de esas mujeres brillantes que no sólo resulta extraña por la época que le tocó vivir y lo mucho que lucho por los derechos de la mujeres en una época como la del régimen franquista en la que la mujer tenía que pedirle permiso al marido para todo.
Antes de nada, decir que Mercedes era falangista, pero de los de José Antonio Primo de Rivera, una mujer que admiraba al "amado líder" y que como todos los camisas viejas despreciaba a Franco (al que ella llamaba "el albondigón") que se había cargado al partido para hacerlo a su "imagen y semejanza". Franco había destruido la ideología de falange. El fusilamiento de José Antonio le dio vía libre para destruir al partido con esa cosa que se dio en llamar "movimiento nacional".
Jurista, novelista y ensayista, perteneciente a una familia acomodada, siendo la segunda de seis hermanos, podemos decir que Mercedes fue la mujer más importante de falange después de Pilar, la hermana de José Antonio, de la que, aunque siguieron en contacto, se fue alejando progresivamente, dada la desviación del partido en favor del dictador. Pilar dirigió la sección femenina de falange, mientras ella era una mera colaboradora del partido cuando en vida del líder fue nombrada por éste delegada nacional del SEU femenino y, por lo tanto, miembro de la Junta Política.
Era evidente que Mercedes formó parte de la estructura menos integrista del régimen, el cual ella aceptó, pero eso no le impidió tener amigos no precisamente favorables a la extrema derecha o a Franco (de hecho contaba entre a sus amistades a miembros de la llamada Generación del 27 como García Lorca).
Termina la carrera de Derecho a finales de los 40 y estaba dispuesta a ingresar en el Cuerpo
Diplomático, planteándose realizar oposiciones de Abogado de
Estado o Notarías, pero no pudo hacer nada de eso porque
uno de los requisitos para ello era ser varón. Pidió el alta en el Colegio de Abogados y fue una de las tres mujeres que ejercieron la abogacía en Madrid, compaginandolo con su labor como escritora y articulista.
Precisamente, uno de sus artículos (escritos en ABC: hemeroteca) crearía una polémica tal en España que llegó a ser referenciada en medios extranjeros como el Times (Un tal Robert Capa envió a la fotógrafa austriaca Inge Moraht a inmortalizar a Fórmica para un reportaje titulado "World of women", junto a otras tres mujeres destacadas de otros países). Mercedes escribió dicho artículo al conocer las doce puñaladas que sufrió Antonia Pernia Obrador por parte de su esposo. Al parecer no era la primera vez que había discusiones entre ellos, pero ese día el marido se comportó como miserablemente. Ella había
intentado separarse, pero el abogado le advirtió de que perdería su
casa, sus hijos, sus bienes y en definitiva todo porque precisamente todo dependía del marido. ¿Cual fue el recurso que le quedaba a la buena mujer? Aguantar y resignarse, algo que le pudo costar la vida.
Mercedes criticó abiertamente los artículos 1.880 y posteriores de la Ley Procesal vigente esos años en los que la vivienda familiar se consideraba "casa del marido" y en caso de que la
esposa pidiese la separación (independientemente de los motivos) debía abandonar la casa para ser "depositada" (esa era la palabra) en domicilio ajeno, que sería el de sus padres si aún vivían, o en un convento (bajo la tutela de un "depositario"). La polémica fue tremenda y desde el ABC con Mercedes a la cabeza hicieron campaña para cambiar esa situación. Finalmente, gracias a dicha campaña, se le dio la razón a la mujer y muchas fueron a denunciar su situación precaria, gestándose una pequeña reforma en el código civil cinco años después del famoso artículo.
Dicha reforma (que se conoció con cierta sorna como "reformica", aludiendo a su apellido y que no era más que una pequeña reforma) consistió en:
- Sustitución del concepto "casa del marido" por el de "vivienda común del matrimonio" con la intención de determinar, en caso de separación, cuál de los cónyuges quedaría con el uso de la vivienda. Así la mujer tendría el mismo derecho que el hombre.
- Eliminación del degradante concepto del "depósito de la mujer", permitiendo que las mujeres viudas que contrajesen nuevo matrimonio pudieran mantener la patria potestad sobre sus propios hijos.
- Limitación (lo cual en aquella época era un éxito) de los poderes casi absolutos que tenía el marido para administrar y vender los bienes del matrimonio, estableciendose que el sexo del cónyuge no puede originar desigualdades con respecto del otro cónguye.
Mercedes, por su parte, reclamó la eliminación de otros preceptos legales (aunque sin conseguirlo) que discriminan a la mujer, tal como el tratamiento discriminatorio de la mujer
adúltera frente al hombre adúltero en el Código Penal. El adulterio sólo se consideraba un delito si lo ejercía la mujer. Eso llegaría más tarde, gracias a María Telo, otra activista feminista en tiempos de Franco.
Mercedes falleció en 2002 y es evidente que ha habido un cierto olvido por parte no sólo de la sociedad, sino de aquellos que a sí mismos se dicen feministas. Muchos que han estudiado su figura alegan que su condición de falangista la lastró y que hay mucha ideología en ese lamentable olvido. Es por eso que desde aquí quiero reivindicar una figura que literalmente jugó su vida y prestigió durante la posguerra y el franquismo en una sociedad donde las mujeres estaban en segundo plano. Merece el reconocimiento de todos.
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