Su nombre completo era José Enrique Benito y Emeterio Ysbert Alvarruiz, pero todos lo conocieron como Pepe Isbert, un actor hecho a sí mismo que comenzó en eso de la actuación a principios del Siglo XX en el antiguo teatro Apolo. Aún desconocemos cómo pudo cometer la aparente locura de dejar un puesto seguro en el Tribunal de Cuentas para dedicarse a la interpretación, que inicialmente fue encima de las tablas hasta que le picó el gusanillo del cine.
Su primera actuación en una pantalla es bien conocida: fue 1912 en el corto "Asesinato y entierro de don José Canalejas", donde interpretaba al anarquista Pardiñas, responsable del asesinato del político liberal, José Canalejas (al que habían asesinado hacía poco tiempo por lo que la obra tiene un marcado tinte documental). Don Pepe Isbert nunca dejó de actuar (salvo en la guerra civil), estando muy vinculado al teatro y la popularidad den el mundo del cine le llegaría a mediados de los años 40.
Caricaturizado por Manuel Tovar |
En aquellos años de dura posguerra, rodó "Te Quiero para Mí" y "El Testamento del Virrey" del cineasta húngaro Ladislao Vajda; "Ella, Él y sus Millones" de Juan de Orduña y "El Fantasma y Doña Juanita" de Rafael Gil entre otras.
En los 50 se convirtió en uno de los actores del universo berlanguiano (permitanme el palabro) con obras con las que alcanzó la cumbre cinematográfica española con esas películas corales en las que él destacaba por encima de muchos. Ahí tenemos al entrañable Alcalde de "Bienvenido, Mr. Marshall", "Calabuch", "Los Jueves, Milagro" donde hacía de un San Dimas particular o "El Verdugo".
Verdugo y yerno |
Estas películas en buena medida son clásicos gracias a su portentosa actuación de ese hombre que podría resultar tosco, pero de buen corazón. El hecho de que se le diera bien las películas de comedia le llevó a hacer otras películas que eran de un humor negrísimo. Ya mencioné a "El Verdugo" de Berlanga, pero "El Cochecito" se lleva la palma.
Pero cómo olvidarnos de aquel abuelo de aquella numerosa familia que por un descuido perdía a Chencho (al que llamaba con su característica voz ronca) y se desesperaba ante la perdida del niño. Efectivamente; "La Gran Familia" contribuyó aún más si cabe a la gran valoración que aún se tiene del gran Pepe Isbert.
Padre de la también actriz María Isbert y con algunos nietos trabajando en el mundo de la actuación, los que le conocieron aún lo siguen recordando con gran cariño; un apreció del mundo actoral español que se granjeó a base de buenas y recordadas películas y obras de teatro que le hace ser recordado como uno de los grandes de la interpretación en España.
Tributo
Asesinato de Canalejas (1912)
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