Ortiz a cero

Aunque parezca mentira en los inicios del football no existia la numeración de camisetas. Los primeros en incorporarla fueron los ingleses, concretamente el Arsenal, extendiendose a todos los equipos británicos hasta llegar al viejo continente. La idea no estaba mal, puesto que permitia que se asociara a un jugador en el campo con un número concreto y que el árbitro no equivocara en el acta a los que anotaban los goles, algo bastante habitual. 

En España, la numeración de la equipación no llegó hasta los años 40 (concretamente en la temporada 1947/48) gracias a Pablo Hernández Coronado, exportero del Real Madrid en los años 20 y secretario técnico del club blanco en unos años aciagos para su historia (quedaba todavía mucho para la época gloriosa de Di Stéfano). Hernández Coronado se había ganado fama de ser un gran transgresor dentro del fútbol español con ideas avanzadas que provocaban alguna que otra burla (un once en casa y otro fuera, que se jugara con un sistema de juego, ...).

El partido para probar el experimento de los números tuvo lugar en la jornada 9 en un encuentro entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid. Por el equipo blanco jugaron (entre parentesís el dorsal): Calleja (portero, sin número), Clemente (2), Corona (3); Pont (4), Ortiz (5), Huete (6); Macala (7), Chus Alonso (8), Pruden (9), Molowny (10) y Cabrera (11). 

El equipo rojiblanco, espoleado por su afición y que en aquel momento era muy superior a los madridistas (con esa magnífica delantera de seda formada por Juncosa, Vidal, Silva, Campos y Escudero) lez hizo una manita (5-0), extendiendose una coletilla con cierta sorna en la que se decía que los atléticos habían ganado por "Ortiz a cero", ya que el llevaba el dorsal 5 del Real Madrid era Ortiz, un futbolista ya veterano natural de Basauri. 

Más allá de eso, lo cierto es que la idea de los dorsales fue bien acogida y para la temporada siguiente (1948/49), la Real Federación Española de Fçutbol dispuso que todos los equipos numeraran sus camisetas para mejor identificación de los jugadores por parte de público y árbitros.Por fin, una idea de Hernández Coronado fue bien acogida.