martes, 4 de diciembre de 2018

El "malvado" Cardenal

Todo lo conocemos como el pérfido villano de las obras de Dumas. Terrible hombre según el escritor galo, pero lo cierto es que el Cardenal fue una de las personalidades más importantes del mundo y trató de modernizar una Francia que aún vivía anclada en el Antiguo Régimen. 


Su nombre era Armand-Jean du Plessis, Cardenal-Duque de Richelieu, que vinó al mundo en París un día de Septiembre de 1585, pertenciendo a la más alta nobleza francesa y su destino bien podría haber sido las armas, pero su delicada salud se lo impidió.
Su destino dentro de la Iglesia estaba sellado. La sede episcopal de Luçon, ocupada por un tío abuelo de el mismo, había quedado vacante y debería haber sido atendida por su hermano, Alphonse, pero éste ingresó en una cartuja (negandose por lo tanto a ocupar dicho cargo). Es por eso que Armand-Jean, a pesar de su corta edad vio como el Papa tuvo que otorgarle una dispensa para ser Obispo.
Defensor de los derechos episcopales frente al poder regio, siendo además partidario de las reformas del Concilio de Trento, la Reina madre María de Médicis se fijo en él, convirtiendose en su principal valedor en una época donde el poder político y el poder eclesiastico estaban muy unidos. 

María de Médici

En 1615 le nombró limosnero de Ana de Austria, esposa de su hijo, el Rey Luis XIII, y muy poco tiempo después se había convertido en Secretario de Estado para el Exterior y la Guerra. Sin embargo la caída de Concino Concini, el favorito de la Reina María, debido a que Luis XIII deseaba gobernar sin la tutela de su madre, perjudicó al futuro Cardenal que se exilio a Aviñón. En 1619, María de Médicis huyó y el Rey decidió recurrir a él para llegar a un acuerdo con su madre.

Luis XIII

Todo acabó bien y en 1621 Luis XIII de Francia propuso al Papa que hiciese Cardenal a Richelieu. Sólo tres años después se convertía en primer ministro, el hombre más poderoso del país después del Rey (puede que más). El objetivo de Richelieu era neutralizar a los Austrias (tanto la rama española como alemana), extender el imperio de ultramar y centralizar el poder en Francia. Es por eso que los conflictos entre el Imperio Español y Francia fueron constantes. De hecho, se alió con los protestantes en zonas como Suiza o Países Bajos para combatir a los Austrias, algo llamativo desde un punto de vista eclesiatico, ya que siendo un representante de la Iglesia Católica, se aliaba con sus enemigos (todo por la política).

El Cardenal Richelieu en el sitio de La Rochelle

En su política interior, sus feroz centralismo le llevó a atacar a hugonotes o calvinistas franceses y a intentar limitar los poderes de la nobleza (a la que él pertenecía, pero el poder político era el que primaba). Richelieu logró además que Québec siguiera bajo el control galo.
En 1630, su antigüa aliada, María de Médicis, celosa del omnimodo poder del Cardenal, tramó una conjura para provocar su dimisión, pero fue apoyado por Luis XIII, a pesar de que éste precisamente no lo quería bien. No obstante, la política estaba por encima de otras consideraciones y Richelieu era un hombre muy astuto. 


El Cardenal se vio fortalecido (la Reina madre fue al exilio que está vez fue definitivo). En una época donde los protestantes alemanes iban a llegar a un acuerdo con los Austrias que garantizaba a éstos la hegemonía a cambio del reconocimiento de la libertad religiosa, Richelieu hizo que Francia entrara abiertamente en la guerra a favor de las potencias protestantes, forzando la situación. Otra vez los católicos franceses eran aliados de los protestantes. Todo por la política, aunque dentro de la Iglesia Católica no se veía nada bien. La guerra de los Treinta Años terminó con la Paz de Westfalia. 
Revueltas populares debido a subidas de impuestos, hicieron que Richelieu fuera uno de los hombres más odiados de toda Francia al final de su vida, algo que debio impulsar a Alejandro Dumas muchos años después de la muerte del Cardenal  a convertirlo en enemigo de sus Mosqueteros. 


Sus últimas correrias fueron cuando los catalanes se revelaron contra los Austrias, proclamando al Rey francés Conde de Barcelona, generandose un conflicto tremendo. Tras su muerte en 1642, fue sucedido por otro Cardenal Julio Mazarino. ¿Fue malvado el Cardenal Richelieu? No más que otro hombres de Estado de su época, anteriores y posteriores, pero para nosotros siempre nos quedará tal cosa.

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