Lo de estos días en Lavapiés ha demostrado como la miseria humana ha acampado en este país y en nuestra política y como algunos son capaces de aprovechar el desconcierto para armar el lío. Dejando de lado la tristeza de que un ser humano fallezca por un infarto (D. E. P.) no provocado por nadie (como dijeron algunos reporteros de "Fake News"), lo ocurrido después nos demuestra una violencia no sólo física (contenedores quemados, adoquines arrojados, policías heridos ...) o verbal que amenaza la convivencia al amparo de personas que están en nuestras política y están haciendo lo que prometieron: utilizar el dolor de las personas para buscare réditos políticos.
Lo cierto es que han dejado a la policía tanto municipal (que hizo todo lo posible para que no falleciera el senegalés) y a la nacional a la altura del betún frente a unos violentos donde no sólo habían senegaleses, sino extremistas y otros grupos (que todos conocemos bien) que se dedicaron a armarla e incluso a robar. La miseria moral volvió a hacerse patente cuando individuos que todo el mundo conoce volvió a hacer suya la causa de unos violentos, utilizando a la policía a la que ayer se tachó de lo que no era. ¡Esto es intolerable!
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