Varios conflictos bélicos habían destrozado a España, aparte de que las intrigas palaciegas no paraban. Todo confluía en un tipo tan despreciado por todos como era Manuel Godoy, Válido del Rey, un tipo que simbolizaba la decadencia del Antiguo Régimen en un país donde los Agentes napoleónicos hacían su trabajo y el propio Príncipe de Asturías, el futuro Fernando VII, soñaba con que literalmente le entregaran la cabeza de Godoy en bandeja de plata, liderando un fuerte núcleo opositor en contra de su propio padre, Carlos IV, un individuo bastante timorato (¡Qué diferencia con su padre, Carlos III!) en parte por los vientos (malos para la Monarquía en general y los Borbones en particular) que trajó la Revolución Francesa. El el temor del clero a las medidas desamortizadoras también era un factor clave.
La presencia de tropas francesas en España, en virtud del tratado de Fontainebleau, había hecho que España poco a poco se estuviese convirtiendo casi en un protectorado del propio Napoleón, habiendo un total de 65.000 soldados franceses acantonados en el país, los cuales controlaban no solo las comunicaciones con Portugal, sino
también con Madrid, así como la frontera francesa.
Manuel Godoy |
La presencia de estas tropas terminó por alarmar a Godoy, que en marzo de
1808, temiéndose lo peor, hizo que la Familia Real se retirara a Aranjuez para, en
caso de necesidad, seguir camino hacia el sur, concretamente la ciudad de Sevilla, y embarcarse para América, como ya había hecho Juan VI de Portugal.
Tras correr por las calles de Madrid que la Familia Real podía hacer tal cosa, el 17 de Marzo, una pequeña multitud, compuesta en su mayoría por empleados de los nobles (la nobleza no quería a los franceses en el pais), dirigida por
miembros partidarios de Fernando, se agolpa frente al Palacio Real
y asalta el palacio de Godoy, quemando enseres y robando todo lo que podían en lo que sería una suerte de motín. El motín perseguía la destitución de Godoy, así como la
abdicación de Carlos IV en su hija.
El Príncipe de Asturias |
Dos días después, Godoy es
encontrado escondido entre esteras de su propio Palacio (como buen cobardón que era) y trasladado hasta el
Cuartel de Guardias de Corps (en medio de una lluvia de golpes). Un acorralado Carlos IV abdicaba a favor de su hijo, que a partir de ese momento pasaba a ser Fernando VII, aunque por poco tiempo. Las abdicaciones de Bayona por la que Carlos IV y Fernando VII cedieron la Corona a Napoleón, hicieron que el emperador francés, a su vez, cediera tales derechos a su hermano José Bonaparte, quien reinó con el nombre de José I. El motín no sirvió para nada.
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