Fue miles de años después cuando un hijo de librero interesado en los misterios que escondía el antiguo Egipto supo resolver el enigma que escondía la piedra de Rosetta. Los jeroglíficos habían sido objeto de estudio por gran cantidad de eruditos, pero hasta la fecha no se había descubierto lo que significaban dando pábulo a la existencia de supuestas maldiciones con la que aterrorizar a viajeros, exploradores y muy especialmente a saqueadores de tumbas.
Champollion dio con la clave. Hombre que desde muy joven destacó en el estudio y aprendizaje de las lenguas, especialmente en las del antiguo Próximo Oriente, fue profesor en la
Universidad de Grenoble con tan sólo 19 años.
Jean-François Champollion |
Champollion descubrió que por la piedra de Rosetta, la cual originalmente había formado parte de un templo, que la escritura jeroglífica utilizaba, desde tiempos muy lejanos, un alfabeto
fonético en el que los signos correspondían al sonido inicial
de la palabra que representaban, añadiendo que alfabetos tales como
el hebreo, el caldeo o el sirio se habían basado en esta forma de escritura.
Trabajo de Champollion |
Así se supo que la piedra de Rosetta era parte de un decreto de Ptolomeo sobre los honores que debían rendirse en los templos y, si bien ya antes de Champollion se habían traducido una muy pequeña parte de la misma, fue el francés quien la tradujo por completo, viendo además que dicho decreto está entes idiomas: jeroglífico (usado básicamente por los sacerdotes, los únicos que sabían escribirlo e interpretarlo), en demótico (como escritura autóctona) y el griego (la escritura utilizada por el poder).
Champollion hizo públicos sus resultados entre 1822 y 1824, causando sensación entre
las clases ilustradas del viejo continente (las cuales financiarian sus próximas expediciones), pasando a la historia de la humanidad con el honroso título de padre de la egiptología.
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