jueves, 16 de enero de 2014

El romántico Bécquer

Hace unos años, recibí de regalo de Reyes un libro. Yo, como ya habrán comprobado, soy un gran amante de la lectura. Pero, aún con todos los libros que habré leído en mi vida, este tenía un rango especial. Eran las rimas y leyendas de uno de los más grandes genios de la literatura del Romanticismo: Gustavo Adolfo Bécquer.


Yo ya conocía algunas de sus leyendas como la de  "La Cruz del Diablo" o la de "Maese Pérez, el organista", pero como todo autor siempre tiene algo nuevo que enseñarnos y Bécquer en eso era un maestro. 
La poesía de Bécquer tenía mucho de romántica: 
Sabe, si alguna vez tus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada,
que al alma que hablar puede con los ojos,
también puede besar con la mirada.  
Mucho de sentimiento: 
Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso... ¡yo no sé
que te diera por un beso!
O incluso fúnebre: 
Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil rüidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!
Pero todas las rimas tenían ese algo especial, casi inexplicable que hacía que las leyera una y otra vez. Poco después, me comencé a interesar por la biografía de Bécquer. Casi toda su obra fue recopilada por sus amigos. Bécquer no vivió con grandes alardes de poeta y falleció joven, tras tener diversos problemas de salud. Bécquer representa todos los anhelos y miedos del hombre: el amor, la muerte, la esperanza, etc. Todas esas ideas las plasmo tanto en sus rimas como en sus leyendas, obras maestras de la narración del Siglo XIX.

Escultura dedicada a Bécquer ubicada en el Parque de María Luisa de Sevilla

El día que Don Gustavo Adolfo fallecía, 22 de Diciembre de 1870, hubo un eclipse total del sol. Puede que el mismo astro Rey sintiera pena por que se acababa de ir uno de los grandes maestros de la literatura. Pero a pesar de su muerte, como la de muchos otros poetas, la poesía ha seguido existiendo y es que ya lo decía en una de sus rimas más famosas, todo un homenaje y síntoma de lo que fue su vida. Una loa a la poesía:
No digáis que agotado su tesoro,
De asuntos falta, enmudeció la lira:
Podrá no haber poetas; pero siempre
 Habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
 Palpiten encendidas;
Mientras el sol las desgarradas nubes
 De fuego y oro vista;

Mientras el aire en su regazo ve
 Perfumes y armonías;
Mientras haya en el mundo primavera,
 ¡Habrá poesía!

Mientras la ciencia á descubrir no alcance
 Las fuentes de la vida,
Y en el mar ó en el cielo haya un abismo
 Que al cálculo resista;

Mientras la humanidad siempre avanzando
 No sepa á do camina;
Mientras haya un misterio para el hombre,
 ¡Habrá poesía!

Mientras sintamos que se alegra el alma.
 Sin que los labios rían;
Mientras se llore sin que el llanto acuda
 A nublar la pupila;

Mientras el corazón y la cabeza
 Batallando prosigan;
Mientras haya esperanzas y recuerdos,
 ¡Habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
 Los ojos que los miran;
Mientras responda el labio suspirando
 Al labio que suspira;

Mientras sentirse puedan en un beso
 Dos almas confundidas;
Mientras exista una mujer hermosa,
 ¡Habrá poesía!
Es por eso que todo lector, un autentico amante de la literatura debe estar agracedido a Don Gustavo Adolfo, que tanto hizo por el bien de la poesía y la narración. Un maestro de maestros.

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