jueves, 6 de agosto de 2015

Cuando el apocalipsis vino del cielo

No hay peor personaje que aquel que hiere o asesina a miles de personas, justificandose por motivos bélicos. Esos hombres no tienen por que ser militares, sino simples hombres con corbata y chaqueta, que se sientan todos los días a regir los destinos de un país... o los de otro. El 6 de Agosto, el mencionado hombre con corbata y chaqueta era ni más, ni menos que el Presidente de los Estados Unidos Harry S. Truman. Ese día, ordenó una acción brutal, que puso fin a una guerra, pero que le costó un alto precio a miles de personas. Ese día, ordenó ataques nucleares contra el Imperio del Japón. Las ciudades elegidas para efectuar tal atrocidad fueron Hiroshima, primero, y Nagasaki, tres días después.  El avión encargado de llevar la carga mortífera sería el Enola Gay. 


Las estimaciones oficiales de 1945 afirman que las bombas habían matado a 166.000 personas en Hiroshima y 80. 000 en Nagasaki, con un total de 246.000 muertes, aunque sólo la mitad falleció los días de los bombardeos. Entre las víctimas, del 15 al 20 % murieron por lesiones o enfermedades atribuidas a la radiación. 


A partir de ese tiempo, algunas personas han fallecido de leucemia y diferentes cánceres atribuidos a la exposición a la radiación liberada por las bombas. Lo tremendo es que la gran mayoría de las muertes fueron de civiles, por lo que quedaba patente (y lo han seguido demostrando con el tiempo) el afán carnicero por parte de unos miserables, que querían ser fuertes en el océano Pacífico. Y lo consiguieron pasando por encima de la vidas de miles de personas.

Harry S. Truman

Con esta atrocidad, se puso fin a la denominada guerra del Pacífico y, por lo tanto, a la Segunda Guerra Mundial. El 15 de Agosto, Japón anunció su rendición incondicional frente a los "Aliados, haciéndose formal el 2 de Septiembre con la firma del acta de capitulación. Todos los años se rinde homenaje a los que cayeron ante tal horror, centrándose en el total rechazo a la energía nuclear. 


Japón sería ocupado durante algún tiempo por los vencedores, pero nada tan lamentable como los estragos que causaron las bombas sobre honrados e indefensos cíviles. Hasta la fecha, eslos han sido los únicos ataques nucleares de la historia. Esperemos que nunca se repita para no acabar como decía el mismísimo Einstein: "No se como será la tercera guerra mundial, sólo se que la cuarta será con piedras".

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