viernes, 2 de septiembre de 2016

Juan Pablo II y Lech Walesa, los lideres de una Transición

Tras siglos y siglos de Papas italianos, la noticia saltaba un 16 de Octubre de 1978. Ese día era elegido un Papa no italiano, pero no de un país cualquiera. Ese día era elegido un tal Karol Józef Wojtyła, natural de un país en eterno conflicto llamado Polonia. En su juventud Karol había visto con horror como los nazis invadian su querida Polonia dando inicio a la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente, llegarian los comunistas coartando la ninguna libertad que hasta entonces había tenido el pueblo. El hecho de que un hombre de un país comunista fuera elegido Papa de la Iglesia Católica era todo un acto revolucionario. Durante esa misma época, otro hombre, un "simple" electricista también polaco se ponía al frente de las luchas sociales en el país con una serie de manifestaciones en contra del Partido Obrero Unificado Polaco, que gobernaba Polonia. Ese hombre se llamaba (y se llama) Lech Walesa. 


Ambos, Wojtyła (que tomaría como Papa el nombre de Juan Pablo II) y Walesa serían los lideres que ejemplificarian el cambio social que derrumbo al viejo comunismo primero en su Polonia natal, siguiendo con la caída del muro de Berlin y después la desaparición de la URSS en la que Yeltsin tuvo mucho que ver. 
Mientras siempre se habló de supuestos complots para asesinar al Papa y Valesa llegó a ser encarcelado durante 11 meses en el sureste de Polonia, cerca de la frontera con la Unión Soviética. No obstante, la lucha de ambos siguió adelante, denunciando la falta de derechos de aquellos que vivían bajo el yugo de un comunismo, que se negaba a morir cuando su sola presencia atentaba contra la Libertad del individuo. 


A finales de 1988, el gobierno comunista polaco dio su permiso para hacer un debate en la televisión pública entre Lech Walesa (el cual era un hombre carismatico, cuya lucha por la Libertad en su país le había llevado a ser galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1983) y el líder del sindicato oficial, Alfred Miodowicz. Un simple electricista no podría ganar un debate de este tipo, con las cámaras, los focos y todo el país pendiente de sus palabras se decía un Gobierno que se mostró sorprendido por la capacidad dialectica de un Walesa, el cual mostró tanto a sus adversarios como a todo el mundo que estaban ante un futuro estadista. Ni que decir que Walesa acabó siendo elegido Primer Ministro de Polonia dos años después. Precisamente en 1989 ya había caído el muro de Berlín, símbolo de que el comunismo estaba cayendo de forma progresiva. 


Frecuentes fueron los encuentros entre Walesa y Juan Pablo II. El Papa fue un referente moral durante todo el proceso de apertura que vivió Polonia. Su primer discurso en la Basilica de San Pedro lo refleja: 
“No tengáis miedo de dar la bienvenida a Cristo y aceptar su poder. A su poder salvador abrid las fronteras de los Estados, los sistemas económicos y políticos”. 
Wojtyla viajó hasta 9 veces a su país durante su pontificado, siempre contrario a cualquier forma de totalitarismo. Uno de sus primeros viajes a su país natal sería en 1979, repitiendo en Varsovia la frase que habría de ser un lema para los opositores, incluido Lech Valesa: “No tengáis miedo”.

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