Era un viaje secreto por lo que muy pocas personas sabían de su existencia. En 1623 el Príncipe de Gales, Carlos Estuardo, viajó de incógnito a España para conocer a la que iba a ser su esposa, la Infanta María, hermana del entonces joven Rey Felipe IV. Nos encontramos en una época de tensa Paz en Europa y donde las relaciones entre españoles e ingleses eran paradojicamente buenas, teniendo en cuenta los años anteriores, sobre todo los correspondientes al Reinado del Abuelo del actual Monarca, Felipe II, e Isabel I de Inglaterra.
Los mentideros cuentan que Carlos cuando vio por primera vez a la Infanta, se quedó prendado al instante y que si por él fuera, se hubiera casado en ese momento. Los cierto es que las negociaciones entre las potencias se estancaron. Todo el mundo era consiente de que una alianza entre españoles e ingleses no sólo podía cambiar el tablero europeo en esos momentos, sino la historia. En parte, por eso se llevaron con cierta parsimonia, mientras por otro lado desde altas instancias españolas, sobre todo relacionadas con la curia, no se veía con buenos ojos que una Infanta de la España católica se casara con un hereje. Por supuesto, en Europa (sobre todo en Flandes o Francia) no se veía con buenos ojos una alianza efectiva entre España e Inglaterra.
La Infanta María |
Lo cierto es que las negociaciones habían comenzado antes del viaje secreto del Príncipe y parece ser que la llegada del de Gales y el Duque de Buckingham a Madrid devolvió el aliento a las
negociaciones, justo cuando la idea parecía disiparse entre las miles de
propuestas diplomáticas que se amontonaban en El Escorial (Este episodio fue novelado por Arturo Pérez Reverte en la primera aventura del Capitán Alatriste). Lo cierto es que tras meses y meses de negociación en los que Gaspar de Guzmán, el Conde-Duque de Olivares, Valido del Rey de España y el hombre más poderoso de Europa, les daba largas unas y otras vez (aunque dentro de una interminable ronda de festejos y muestras de amistad, claro) con gran cantidad de trabas (en las que se metió de forma intrínseca la cuestión teológica), no sólo las mencionadas negociaciones se rompieron, sino el compromiso; un matrimonio que podía haber cambiado la historia de España y del mundo.
El Conde-Duque de Olivares |
Las malas relaciones entre Buckingham y Olivares, así como las exigencias españolas al futuro monarca para que éste se convirtiera al
catolicismo o, en su defecto,
aceptaran las condiciones que desde Roma imponían para conceder una
dispensa papal (entre ellas la abolición de las leyes que
perseguían a los católicos en las islas) pudieron ser la causa de que tal alianza no se llevara a efecto. En España se acusó al Duque de Buckingham del fallo de las negociaciones.
George Villiers, I Duque de Buckingham |
¿Las consecuencias? La guerra y el resentimiento. A su vuelta a Inglaterra, el Príncipe de Gales, sintiéndose víctima de un desplante amoroso, exigió a su
padre que declarara la guerra a España y que el Parlamento aprobara
su unión matrimonial con la Princesa Enriqueta María de Francia, a la
que Carlos había conocido en París. No obstante, tras
la muerte del Rey inglés, la guerra contra España no dio los resultados
esperados y, en 1625, un ataque naval contra Cádiz terminó con una
estrepitosa derrota para los ingleses, con Carlos ya Rey, causándole el descrédito ante sus
súbditos.
Cabe decir que Carlos I fue decapitado ante el descontento de los ingleses, dando paso a una República, mientras la Infanta María se casó con su primo Fernando III, futuro Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
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