Muy callados han estado estos días aquellos que con tanto ahínco exigen la no existencia de la denominada cadena perpetua revisable (nomenclatura algo desacertada porque "perpetua" y "revisable" son dos palabras antagónicas). El asesinato de Diana Quer parece demostrarnos una realidad: que hay individuos que no pueden, ni merecen vivir en una sociedad que se pretenda ser civilizada. Creo en la reinserción, pero no a cualquier precio, ni de cualquier forma. La reinserción tiene que llevar al arrepentimiento y a la expiación, no volviendo a cometer cualquier otro delito, lo cierto es que tanto el asesino de Diana Quer como otros con delitos por violación o de sangre (que salieron a la calle gracias a la derogación tan celebrada por algunos de la Doctrina Parot) no pueden formar parte de la sociedad.
Las personas decentes merecen ser protegidas por el Estado sin que los delincuentes pierdan sus garantias procesales. Un juicio justo, la NO existencia de juicios paralelos (propiciados por periodistas con muy mala leche y organizaciones de toda índole) y una pena proporcional al delito cometido. La denominada cadena perpetua revisable pretende proteger a la sociedad de elementos indeseables y si éstos en un tiempo determinado se arrepienten y hay una evidente certeza de que no volverán a delinquir, pueden volver a la sociedad. Eso si que es democrático.
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