El asedio había llegado a su punto cumbre. Aquel 3 de Mayo de 1589, las tropas inglesas comandadas por Francis Drake estaban atacando la Coruña con la idea de despojar de la Corona de Portugal a Felipe II. Allí, en la ciudad coruñesa, desde una ventana, una mujer veía como mataban a su marido. Llena de rabía y dolor, coge una lanza y mata al alférez que dirigía el asalto, que era el hermano del propio Francis Drake. La mujer en cuestión dirigió a las enfurecidas hordas coruñesas al grito en gallego de "Quien teña honra, que me siga" (que en castellano significa "Quien tenga honra que me siga"). Las tropas inglesas, compuesta según se dice por 12.000 efectivos, desmoralizadas, fueron retirándose poco a poco, acabando en una victoria de las tropas locales frente al invasor anglosajón. Y todo había comenzado con la valiosa acción de una mujer. Nacía la leyenda de María Pita.
Mezclada entre la ficción y la realidad (como si de una predecesora de Manuela Malasaña o Agustina de Aragón se tratará), María Pita es uno de los personajes más importantes de la Coruña, habiendo una plaza con su nombre (donde se encuentra el Ayuntamiento de la ciudad) en el que hay una estatua de ella con una lanza en la mano y en actitud beligerante contra las tropas inglesas.
María Pita, la cual estuvo casada cuatro veces y llegó a tener cuatro hijos, al enviudar por última vez, el Rey Felipe II, en honor por los servicios prestados, le concedió una pensión, la cual equivalía al sueldo de un Alférez más cinco
escudos mensuales, aparte de darle un permiso de exportación de mulas de
España a Portugal.
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