Mucho se habla de la dictadura de Franco y con razón, puesto que fueron casi 40 años de falta de libertades, aunque también cabe decir que eso fue habitual en practicamente toda la historia de nuestro país, pero antes hubo una dictadura, que, por cierto, fue tolerada por un Rey. La dictadura de Miguel Primo de Rivera.
Las causas de la sublevación de Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, son evidentes: un ejército desprestigiado desde el desastre del 98, pasando por una guerra de Marruecos de las que se libraban los miembros de la alta sociedad, una Restauración que desde que había perdido a sus grandes líderes carismáticos no levantaba cabeza, la llegada de un nacionalismo periférico que amenazaba la unidad de España y el triunfo del fascismo en la persona de Benito Mussolini.
Primo de Rivera se sublevó el 13 de Septiembre de 1923, contando con la comprensión y el apoyo de Alfonso XIII, que con su actitud traicionaba todo lo que representaba el sistema de la Constitución de 1876, que era inmediatamente sustituido por una dictadura militar en medio de la indiferencia popular y sin apenas resistencia.
El manifiesto del proclamado dictador era elocuente.
AL PAÍS Y AL EJÉRCITO.
Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida española) de recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven para ella otra salvación que liberarla de los profesionales de la política, de los hombres que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real. Con frecuencia parecen pedir que gobiernen los que ellos dicen no dejan gobernar, aludiendo a los que han sido su único, aunque débil, freno, y llevaron a las leyes y costumbres la poca ética sana, el tenue tinte de moral y equidad que aún tienen; pero en la realidad se avienen fáciles y contentos al turno y al reparto y entre ellos mismos designan la sucesión.
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas, que, sin, poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que está recia y viril a que nos lanzamos por España y por el Rey.
Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la patria preparamos. ¡Españoles!¡Viva España y viva el Rey!
13 de Septiembre de 1923
La dictadura de Miguel Primo de Rivera está dividida en dos etapas: El directorio militar y el directorio civil.
Directorio militar (1923-1925)
Tras el golpe se formó rápidamente un directorio militar, el cual tomó una serie de medidas:
- Prohibición de bandera e himno catalán y restricción del idioma catalan a lo privado.
- "Mano dura" en todo lo referente al orden público. Eliminación de cualquier disidente.
- Formación de la Unión Patriótica, que al estilo del partido fascista era un partido único bajo la dirección militar.
El gran éxito de está etapa tuvo lugar en África con Desembarco de Alhucemas en 1925, que puso fin de la resistencia de las cábilas del Rif , siendo detenido el líder de los rifeños Abd-el-Krim. Estos hechos dieron gran popularidad al dictador y cabe decir que fue muy alabado.
Directorio civil (1925-1930)
Después de la guerra, tocaba institucionalizar la dictadura y como tal se contó con civiles para ejercer funciones claves dentro del Gobierno. Hombres como José Calvo-Sotelo, Ministro de Hacienda, así como un tal Francisco Largo Caballero, miembro del Consejo de Estado (generando un cisma en el PSOE entre los colaboracionistas y opositores al régimen) entraron a formar parte del organigrama de una dictadura, que no supo gestionar la paz, ni los conflictos económicos y sociales del momento, sobre todo tras el crash del 29.
Eso, unido al descontento en el ejército por las clásicas arbitrariedades por los ascensos, dio pasó a un malestar y multitud de revueltas sociales, que llevaron a la cárcel a múltiples disidentes, así como a hacerse fuerte a una oposición que hasta ese momento eran unos pocos, dada la enorme popularidad que tenía el dictador. Anciano, enfermo y sin apoyos, el 27 Enero de 1930, Miguel Primo de Rivera presentó su dimisión al Rey, quién la aceptó de inmediato.
Tras la dimisión del dictador, Alfonso XIII nombró Jefe de Gobierno al General Dámaso Berenguer, iniciándose un breve periodo conocido burlonamente como "Dictablanda", intentándose volver a la situación previa a 1923, pero la suerte estaba echada y el descontento popular era muy grande.
Por cierto, el ex-dictador murió dos meses después, abandonado por todos en su exilio de París, algo que provocó el odio y desprecio de muchos militares como Sanjurjo y la idea de José Antonio, hijo del dictador, de volver a España para que se respetara la memoria de su padre. Ya en aquella época estaba gestando la aparición de un nuevo partido (o movimiento): La falange.
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