Iba a ser derrocado por su propio hijo. Ese sería el destino de Crono (o Cronos) según Gea, dandose la paradoja que el propio Crono había destronado a su padre Urano. La edad dorada de Crono en la que gente no necesitaba leyes ni reglas, estaba destinada a acabar. ¿Qué hizo entonces?
Se tragó a todos los hijos que iban naciendo: Hestia, Deméter, Hera, Hades, Poseidón, ... salvo Zeus. Su esposa (y propia hermana) Rea pidió consejo a la propia Gea para urdir un plan salvara al hijo que iba a nacer. Rea se escondió en la isla de Creta, dando luz a Zeus y engañando a Crono, dándole una piedra envuelta en pañales que éste se tragó.
Ya adulto (según las fuentes fue criado por Gea, por una cabra llamada Amaltea, ninfas e incluso por una familia de pastores), Crono se rebeló contra su padre, obligandole a regurgitar a los hijos perdidos, derrocandolo. El castigo a Crono por destronar a su padre como haberse tragado a sus hijos, así como a los otros titanes, fue su encierro en el Tártaro, un lugar tenebroso, lúgubre y frío, que se halla en lo más profundo de la Tierra, quedando custodiados
por los Hecatónquiros, gigantes con 100 brazos y 50 cabezas, hijos de Gea y Urano, encerrados en el propio Tártaro (tras ayudar precisamente a Cronos a destronar a Urano) y que fueron rescatados por Zeus. Comenzaba la era de los Dioses Olímpicos.
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