Nunca se apagó su Amor; a pesar de los buenos y malos momentos ahí estaba. Un Amor para toda la v ida; un Amor Eterno es lo que sentía don Gustavo Adolfo Bécquer (las presentaciones sobran) y es que nada podría acabar con el Amor que exhalaba su aliento.
Creo que sobra decir que don Gustavo Adolfo va más allá de su época. Sí; efectivamente el hablaba al corazón humano. Lo sabía y por eso nos dejo para la posteridad sus magníficos versos. Y es que nadie, ni divino, ni humana, podrá nunca apagar la llama que mueve el mundo.
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerteLa llama de tu Amor.
Cubrirme con su fúnebre crespón,
Pero jamás en mí podrá apagarse
No hay comentarios:
Publicar un comentario