lunes, 2 de octubre de 2017

El terrible golem

Esta criatura forma parte del folclore judío. El golem es (ni más, ni menos) que un ser hecho de arcilla o barro con forma humana a la que un rabino o un ser con conocimientos ocultos da vida para que siga sus ordenes. 


La palabra golem aparece en Salmos 139:16 y en la literatura talmúdica para referirse a una sustancia embrionaria (lo primigenio) o incompleta La diferencia entre lo que hizo Dios con Adán es que el golem carece de Alma, ya que depende de otro ser para realizar sus actividades por lo que podríamos decir que sería una especie de equivalente zombi (incluso podemos relacionarlo con el famoso monstruo de Frankenstein por su falta de humanidad y el miedo que despierta), aunque en este caso asociado a la cultura judía. 
Según sostiene una leyenda, el golem no puede hablar y para hacerlo funcionar hay dos versiones:
  • Meterle un papel con una orden por la boca (u otro orificio de la criatura). 
  • Inscribiendo alguno de los Nombres de Dios o bien la palabra Emet (אמת—"Verdad" en hebreo) en su frente. Si se borra la primera letra de Emet (alef) y quedara solo met (מת—"Muerte" en hebreo), el golem sería desactivado y volvería a ser una masa de barro sin vida.
El caso más famoso en el que tenemos como protagonista a un golem nos viene de la historia (¿real o inventada?) del Rabino del Siglo XVI Judah Loew, que creó un golem para defender el gueto de Praga de ataques antisemitas (habituales por otra parte), así como para atender el mantenimiento de la Sinagoga. 
Una anécdota muy curiosa de esta historia (y que refleja la falta de Alma del golem) es que la esposa del propio rabino le pidió a la criatura que fuera al río a sacar agua a lo que el monstruo se lo tomó al pie de la letra: efectivamente fue al río a sacar agua... hasta que inundó la propia ciudad. Se lo había tomado al pie de la letra.¡Qué cosas!

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