viernes, 28 de septiembre de 2018

Tierra de O Grove

Recuerdos de O Grove... cuando me quedé en Galicia el hotel donde estuve se hallaba en O Grove (El Grove para los castellanoparlantes), pueblo marinero perteneciente la comarca del Salnés en la provincia de Pontevedra, a la entrada de la ría de Arosa, la cual forma parte de esas maravillosas Rías Bajas (Rías Baixas).


El pueblo en esencia es un pueblo extraordinario, ni muy grande, ni muy pequeño, que destaca por sus maravillosas vistas y aquella isla de la Toja, la cual tuve el placer de visitar y que es reconocida por sus bienes termales, que llevó a la construcción del antiguo balneario y aquella capilla construida a base de conchas de vieras.
Entre sus construcciones destacadas podemos hallar las Iglesias de San Martín y de San Vicente, sin obviar al Ayuntamiento (o Concello) de O Grove, en donde tuve que esperar muchas veces la guagua para ir a las diferentes zonas de la maravillosa tierra gallega. Un edificio consitorial que parecía un castillo con aquellas almenas que tanto me llamaron la atención.


Mención especial merecen algunas estatuas como la de los caballitos de mar, en homenaje a los marineros o la de la escultura del tal Floreano, que (luego me entere) era un personaje entrañable que sale en las viñetas del "Faro de Vigo".  Cada vez que pasaba por dicha escultura (que fueron unas cuentas), pareciese que Floreano me estuviera invitando a un trago. 


En frente la plaza donde podíamos ver monumentos un fabuloso paseo con unas vistas extraordinarias. Poco después, me entere de que allí se hacía la fiesta del marisco, que desgraciadamente no pude disfrutar dado que era en Octubre (estaba en pleno mes de Septiembre) y que se realiza desde los años 60, destinado evidentemente a la promoción (y disfrute) de los productos de la tierra; de este maravilloso pueblo costero; siempre (como es lógico) asociado a la pesca.


Evidentemente pase por sitios más grandes y con mucha historia (la Coruña, Santiago, Pontevedra...), pero sinceramente me alegro quedarme en este pueblo marinero que les recomiendo visitar pos su tranquilidad y porque en cierta medida es volver al origen de la humanidad que está precisamente en los pueblos... y es que hasta me sentía seguro: al lado del hotel donde me quede había un cruceiro.

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