Para quien no conozca Madrid decir que la populosa calle Fuencarral es una de las más reconocidas de la Villa. Ubicada entre los barrios de Chueca y Malasaña, recibe su nombre debido a que por ese camino se iba al antiguo pueblo de Fuencarral, absorbido por la Villa madrileña a mediados del Siglo XX. Por esa calle pasaron hombres ilustres como Cánovas del Castillo, la cantante Adelina Patti e incluso fue téstigo del romance entre María Teresa del Toro y un joven Simón Bolívar, los cuales acabarían casandose. Sin embargo, la popular calle de Fuencarral fue protagonista de un suceso del que se sabría la mañana del 2 de Julio de 1888.
Ese día los vecinos del número 109 alertan a la policía del olor a petróleo
y carne quemada que se siente en el segundo piso izquierda del
inmueble. Tras ser derribada la puerta por la policia, se encuentra el cadaver de doña Luciana Borcino (la popular viuda de Varela como se la conocía) boca
arriba en su cama y cubierta en trapos mojados en petróleo que
previamente habían sido quemados en la habitación.
La viuda de Varela no era cualquier persona en Fuencarral. De 50 años y natural de Vigo, era una señora acomodada y muy reconocida en el Madrid décimononico por sus obras de caridad. La mujer había sido acuchillada
hasta tres veces. Uno de esos achuchillamientos había sido mortal. Dada la saña con la que el asesino había actuado contra la mujer, desde un primer momento se descartó el robo como movil. Al parecer, doña Luciana tenía un carácter muy irascible y las sirvientas le duraban poco por tal motivo. Inicialmente, La policía pensó que el móvil había sido el robo debido a que el armario del cuarto de la víctima había sido registrado. En otra habitación hallaron un envoltorio que contenía alhajas y otros objetos.
La policía interroga a Higinia Balaguer Ostalé,
sirvienta contratada hacía poco tiempo por la finada, y que había aparecido sin sentido en otra habitación de la
casa. Inicialmente acusa al hijo de la víctima, José
Vázquez-Varela, conocido como El Pollo Varela.
El hijo era un tipo de cuídado. De vida desordenada y
bohemia (con todo lo que significaba en esa época), durante la noche anterior al crimen estaba ingresado en la
Cárcel Modelo por el robo de una capa, por lo que era imposible que fuese el autor material del mismo.
La criada mantiene su versión, aunque añadiendo que el Pollo Varela la amenazó y ella, coaccionada o mediante sobornos (no sabemos cuál de las dos versiones creernos), tuvo que ir a comprar el petróleo, limpiar
la sangre, quemar el cuerpo y cerrar la puerta
de la habitación donde se hallaba el cuerpo. Después de la declaración, se desmayó.
Las declaraciones tan cambiantes y absurdas de la criada hacen que ella sea la principal sospechosa del asesinato.
Durante las declaraciones aparece otro nombre, Dolores Ávila
(conocida como "Lola la Billetera") con la que Higinia tiene una amistad. La criada sería la presunta autora del asesinato como tal y Dolores se convierte en presunta colaboradora.
El crimen y sus posterior juicio se convirtió en debate de todos los cafés de la época en lo que sería una suerte de caso mediático. Tenía todos los ingredientes propios de una novela: viuda rica, un hijo sinvergüenza y una criada de la que se dudaba si era o no la asesina o simple colaboradora. Además, en una época donde ya se hablaba (aunque todavía de una manera superficial) de diferencias sociales y luchas de la clase obrera, para muchos tertulianos de los cafés, la criada Higinia representaba el
desamparo del proletariado y el pollo Varela era el "señorito golfo" y vicioso, característico de las clases burguesas".
El 26 de Marzo de 1889
comienza el juicio con la primera sesión del juicio oral y público en
el Palacio de Justicia de Madrid. El abogado de la defensa era un viejo conocido, el expresidente Nicolás Salmerón (un hombre reconocido para un caso mediático). Era tal la expectación por el juicio que las fuerzas de seguridad tuvieron que intervenir ante la gran cantidad de gente que se congregó a las afueras del palacio.
"¡Vista de la causa seguida por homicidio, robo e incendio a
Higinia Balaguer y otros!".
Durante la sesión judicial, se comprueba que Higinia
Balaguer pretendía robar a su dueña desde que la contrató (seis meses antes del asesinato). En las primeras rodas, Balaguer confiesa haber matado a su ama con un cuchillo. Narra que el día del asesinato había roto sin querer un jarrón y que la señora se había enfadado con ella, a lo que Higinia respondió asestandole tres cuchilladas.
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Nicolás Salmerón
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En la cuarta sesión se establece una conexión entre Higinia Balaguer y José Millán Astray
(director de la cárcel Modelo de Madrid, donde el hijo de la asesinada está recluído) debido a que había vivido amancebada con Evaristo Abad
Mayoral (al que conocen como "El cojo Mayoral"), el cual tuvo una cantina frente a la cárcel. El padre del fundador de la Legión Española (¡qué coindicencia!) tendría al parecer un trato de favor hacía Varela hasta el punto de dejarle salir cuando le viene en gana, estableciendose una conexión de amistad entre la acusada y el preso, lo cual parece dar a entender que el robo como causa estaba latente.
Por su parte, el perro de la señora fue envenenado con una
substancia anestésica, definiendose que Higinia pudo haber
tenido la ayuda de una o dos personas para perpetrar el asesinato de la viuda de Varela (la teoría del enfado de la señora no se sostenñia).
El fallo del tribunal tiene lugar el 25 de Mayo:
"Que debemos condenar y condenamos a la procesada Higinia de Balaguer
Ostalé, por delito complejo de robo y homicidio, a la pena de muerte"
Su amiga Dolores Ávila es condenada como cómplice de la pena de dieciocho años de prisión, y
absuelve a los procesados José Vázquez-Varela Borcino , José Millán
Astray y María Ávila. Tiempo después, el Pollo Varela se vio envuelto en otra muerte de extrañas circunstancias (una prostituta cayó desde un piso alto de la calle Montera), siendo condenado a pasar 14 años en el penal de Ceuta.
"¡Dolores, catorce mil duros!"
Fueron las palabras de Higinia antes de que el garrote vil hiciese su funesto trabajo el 19 de Julio de 1890 ante la mirada de casi 20.000 personas en el que podemos considerar en el primer caso mediático de la criminología española.