jueves, 25 de abril de 2019

El Príncipe de los Profetas

"El Espíritu del Señor DIOS está sobre mí, porque me ha ungido el SEÑOR para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros "
Tenemos en Isaías, junto a Jeremías, a uno de los profetas característicos de las escrituras en una época confusa donde se buscaban respuestas de Yahvé sin conseguir nada. Donde Israel se había alejado progresivamente del Señor.


Isaías nacido en Jerusalén sobre el 765 a. C. de una familia aristocrática con una cultura muy superior a mucho de sus coetáneos, es uno de los grandes oradores y escritores de su época con un lenguaje maravillosamente acabado, que representa lo que podríamos definir el siglo de oro de la literatura hebrea, destacando muy especialmente por sus vaticinios sobre el pueblo de Israel (que lo rechazó tanto a él como a los otros profetas), los pueblos paganos y los tiempos mesiánicos y escatológicos. Es precisamente, por sus predicciones en torno a la llegada del Mesías (que en hebreo significa "ungido") por lo que nos es más conocido y tiene gran relevancia para los Cristianos.


Existen dos partes del libro de Isaías, que esencialmente no tienen que ver mucho entre sí. La primera en su mayoría puede estar escrita por él, mientras que el resto y la segunda parte (conocida como Libro de la Consolación de Israel) sugiere que ha tenido lugar la destrucción de Jerusalén con el posterior cautiverio de Babilonia, una de las peores épocas del pueblo de Israel, el cual soñaba con la liberación. Teniendo en cuenta que esto tuvo lugar después de su muerte, es probable que fueran los discípulos del propio Isaías los que elaboraron dicha segunda parte más el resto de la primera en unos años donde Israel buscaba un orgullo nacional en torno a su historia, poniéndose de relieve la etapa del rey David y Salomón, los jueces, Moisés y siguiendo por los patriarcas. Lo que es evidente es que los escritos de Isaías (de una belleza sublime) y los atribuidos a él confluyen en un cierto carácter mesiánico. La venida del Salvador del mundo bajo el nombre de Emmanuel, el nombre salvífico de Jesús en hebreo, que significa "Dios con nosotros"


Poco o nada sabemos sobre la vida del que en la tradición judeocristiana es conocido como el Príncipe de los Profetas, pero sí que fue un firme opositor a la alianza de los Reyes de Judá con Imperios extranjeros, algo que a la postre sería la ruina de Israel y que, según la tradición, le costó la muerte al propio Isaías (aserrado bajo el reinado de Manasés relatado por los textos apócrifos "Vida de los Profetas" y "Ascensión de Isaías") y que tuvo dos hijos fueron curiosos: Sear-jasub (un remanente volverá) y Maher-salal-hasbaz (el despojo se apresura). A su esposa la llamaban "la profetisa".

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